Por Mariana H

Febrero 2019. Tepic, Nayarit. Festival de letras. Evento: Guerra en voz alta. Lectura de textos de los escritores Bernando Esquinca, Alejandro Zambra y Emiliano Monge a cargo de Ely Guerra. Yo era la moderadora de ese encuentro en el que Ely hizo una lectura impecable. Fue ahí donde nos echamos nuestro primer whiskey y quedamos en hacer esta entrevista. Tiempo después me cita en su oficina, que es un lugar precioso con mucha luz y una cocina extraordinaria, equipada con todo tipo de ollas, platos y cuchillos, que envidio instantáneamente. Buen gusto y orden por donde voltees. Ely, sonriente, con voz fuerte y ademanes que remarcan sus palabras, me cuenta de sus primeras composiciones, cuando  tenía nueve años, y sus primeros encontronazos con la industria

Desde muy atrás, yo tuve certeza de lo que quería y de lo que no; a veces es más sencillo entender lo que uno no quiere. Me quedó muy claro desde los primeros intentos con la industria que eso no era lo mío, o sea, no puedo competir contra el organigrama de una industria y con lo que pretenden contigo para hacerte popular o ponerte en un espacio común. 

¿Pero qué era? ¿Un sencillo comercial o qué? 

Mira, yo bailé clásico, nadé, en ese entonces yo pesaba 58 kilo gramos de músculo y era muy joven, así que les interesaba por el físico justo cuando yo intentaba compartir la música que venía escribiendo. Lo que veían era mi estética, para ellos automáticamente era: “No me interesa tu música, sino tu físico”, y estamos hablando de 1990. Me decían: “Te ponemos canciones, hacemos una producción y te pones a cantar”, porque lo pop vendía mucho. ¿Y quiénes eran los poperos del momento? ¡Yuri, Dulce, María Conchita Alonso! No había otra colega fuerte, porque incluso Julieta, que estaba en Tijuana No, todavía no emergía como solista, sino que ella era la bandera de una banda, pero a mí me veían como “la solista”, porque llegaba con mis canciones, voz y guitarra a todas las audiciones. Me decían que mis canciones no, pero que no sé qué me iban a poner a hacer.

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Desde ahí yo ya iba diciendo que no. Acepté muchos trabajos que hoy agradezco mucho a mis colegas empáticos y amorosos como Eduardo Capetillo, cuando fui su corista, o también de Carmín, una chica de Guadalajara multinstrumentista, desde los quince años yo trabajé para ella. Desde entonces yo lucho mucho contra la industria, que quiere obtener algo que no le puedes dar. Es por eso que me rapo, que digo no y que me cuestiono: “¿Cómo es posible que quieras que haga ese tour de prensa? ¿No ves que no quiero hablar con ciertas revistas que no me interesan?”. Yo estaba en esa lucha. Fui siempre chica problema, pero no me sentía como rebelde sin causa, sino al contrario, siempre fui rebelde explicando por qué y desde ese inicio fui una artista independiente. 

Algo así le pasó a Natalia cuando la pusieron en la portada de la revista , o a Amanditita que le pedían cumbias felices ¿no crees? 

¡Claro, eso es lo ideal para ellos! Creen tener una fórmula y que pueden lucrar con eso, deseando obtener resultados, llámese Ely, Natalia o Amanditita. Yo tuve la oportunidad de darme cuenta y de 1990 a 2019 he sido de las afortunadas en vivir el proceso de un cambio tecnológico para poder ser independiente. Ya no es forzoso tener que firmar un contrato disquero y entregar tu música a editoriales; o sea, este sinfín de requisitos los tuvimos que aceptar Natalia, Amanditita, Julieta, en su momento, Aurora y la Academia, y no sé en quién más pensar porque creo que nuestras antecesoras, una Cecilia Toussaint, una Kenny, ellas no cantaban sus canciones, eran intérpretes de autores chidos, con rollo y autores contestatarios, con su propio acercamiento social. Lo que trato de decir es que no eran mujeres que cantaran cualquier cosa, sino que estaban con una bandera; ellas son nuestras grandes abridoras de camino, y luego llegamos con música hecha por nosotras, algo fuera de lo común, algo complicado. Si nos ponemos a ver históricamente el pop, la mayor parte de las mujeres cantaban canciones escritas por hombres, inclusive Lupita D’Alessio cantaba canciones en su mayoría escritas por hombres pensando como mujeres; para mí es extraño hasta hoy en día. Pero también hay que hablar de gente como Lolita de la Colina, quien tradujo la famosa “Me tienes” [“You got me”, de Roy Orbison], para Eduardo Capetillo, y también fue autora de Lupita, fue parte fundamental de su exitosa carrera. 

El asunto es que veníamos con un discurso distinto y eso provocaba mucho a los que regían el mundo de la música. Por ejemplo, yo no soy rockera, sino una mujer que hace música y representa cada edad en la que ha escrito, pero decidieron que tenía que ser rockera porque no hallaban dónde ponerme. 

Ellos. ¿Pero tú sí sabías a dónde ibas? 

Tenía claro a dónde no quería ir. Pero a veces ni la prensa, ni la sociedad saben dónde ponerte. No teníamos claridad de los márgenes que tiene una expresión artística ni tampoco su definición exacta, porque esa claridad sólo puede existir cuando hay una fórmula detrás de esa creatividad y yo nunca he tenido fórmula a la hora de crear. 

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Imagen: Time

En 1998 salimos en la portada de la revista Time Julieta y yo, te estoy hablando de hace veinte años, y yo estoy a rape porque era la época en la que estaba muy molesta con este asunto de lo físico y todo. Pero lo que me molestó de una revista inteligente que te está poniendo en la portada fue que el título era “The Era of the Rockera”. Me dio en la madre. Fue algo como: “¿Te cae? No puede ser”. Cabrón. Aparte, fíjate en la visión: en la portada Julieta y yo, pero en los interiores: Shakira

Yo me he dedicado a hacer la música que creativamente es un impulso de sobrevivencia, es decir, la música para mí ha sido un bote salvavidas que me permite comunicarme contigo, comunicarme con el mundo, tener un espacio con una comunidad, con amigos, porque si no, yo estoy retraída, yo soy ermitaña, no soy fiestera, no me hallo en estos mundos con exigencias extrañas, no sé convivir con eso. A mí me parece que ésas son las cualidades de muchos colegas míos: les gusta pertenecer a una comunidad de músicos que agarran una guitarra y comparten. Yo no. A mí que me des una guitarra en una fiesta es lo peor que me puedes hacer.

Mariana H entrevistas música 

El anterior es un fragmento de “Bruja”, entrevista de Mariana H a Ely Guerra contenida en A través del vaso, libro que incluye 26 conversaciones con algunos de los protagonistas del rock y la música popular en nuestro país, publicado por Reservoir Books en este 2020.

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Mariana H (Ciudad de México, 1974) ha sido conductora de radio desde hace veinticinco años, se ha especializado siempre en contenidos de música y literatura. Es autora del libro Neurosis, sustancias y literatura (Reservoir Books, 2018), en el que entrevista a escritoras y escritores mexicanos. Actualmente trabaja en Grupo Imagen Multimedia.

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