Por Mariana Pedroza

Todos hemos visto alguna vez la tira cómica “Cindy la Regia”, sátira de la niña fresa regiomontana y de cualquier otra a la que le quede el saco. Este personaje, como todo personaje paródico, es claramente una caricatura de sí mismo, una hiperbolización de esta clase de chicas que tiene como principal objetivo producir risa.

Quizá por eso llamó mi atención encontrar Cómo superar a tu ex, un libro de autoayuda de Cindy la Regia. ¡La guía para sacarlo de tu cabeza y liberar a tu corazón del pasado!, promete en la portada. Mi primera pregunta al verlo fue si sería también una burla o si, por el contrario, pretendía de verdad dar luz sobre el desamor a las chicas que se sintieran identificadas con el personaje. Me tomo muy en serio mis investigaciones sociológicas, así que lo compré para descubrir con espanto (aunque sin mucha sorpresa) que en efecto el libro pretendía ser serio a su manera: Cindy la Regia estaba educando sensibilidades adolescentes con ese tono de OMG plis.

¿Cuándo una parodia deja de ser tal?, fue mi siguiente pregunta. Que Ricardo Cucamonga, autor de esta tira, sea un hombre de más de cuarenta años tendría que ser suficiente indicador de que no se trata de un discurso sincero, no es una angustia encarnada de una joven real con apremio por casarse con un “niño bien”; si acaso es una crítica social, si no es que un mero divertimento. ¿Entonces por qué hay chicas que compran este libro? Es decir, ¿dichas chicas se sienten genuinamente representadas por Cindy? Y si es así, ¿no hay una falta de ética en ofrecer guía desde la mofa?

El desamor duele. Según quien lo viva, puede variar la forma en la que duele o en la que uno u otro se hace cargo de dicho dolor, pero así seas una niña adinerada o un señor amargado, nunca es fácil digerir el rechazo y el reajuste de expectativas que supone la partida de alguien. Todo acompañamiento terapéutico de éste o cualquier otro tema requiere sensibilidad y cuidado, y aunque podemos criticar hasta el cansancio los libros de superación, lo cierto es que la gente que los consume está buscando precisamente eso: un acompañamiento terapéutico.

Imagen: YouTube

No obstante, jugando un poco a la abogada del diablo, me pregunté qué otro libro comprarían estas niñas si no estuviera Cómo superar a tu ex de Cindy la Regia en el mercado. Tal vez ninguno. En el mejor de los casos –pensé con optimismo– se trata de un Caballo de Troya que, disfrazado de libro rosa para niñas ciegas de privilegio, contiene uno que otro consejo sensato.

Y sí. A decir verdad encontré algunas aportaciones útiles: la invitación a ponderar objetivamente si aquella otra persona está interesada en ti o no, a sanar tu autoestima, a hacer un compromiso contigo misma para iniciar un rehab sentimental y dejar de stalkear o mantener contacto durante cierto tiempo, a comunicarle al otro claramente tus decisiones, a permitirte dolerte, enojarte y hacer catarsis en momentos concretos, a perdonar y, en fin, a ritualizar el duelo para hacerlo más llevadero.

Sin embargo, hay un par de cosas que me gustaría decirles a las chicas que leen este libro:

Primero, no eres mejor que ninguna otra mujer. La vanidad de Cindy la Regia no da lugar a la otredad femenina. En el libro se refiere a “la otra”, aquella por la que es dejada, como “una taradita random”. No. Si “te cambian”, no te cambian por alguien mejor o peor, sino por alguien más adecuado para su momento, para su búsqueda. ¿Qué está buscando el otro y por qué? Eso no lo sabes, pero que su elección no te beneficie no significa que se esté equivocando y, aun si estuviera tomando una mala decisión, eso ya no es asunto tuyo. Sea como sea, la persona que eligió sigue siendo una persona digna y seguramente valiosa a su manera. Recuerda que la rivalidad femenina sólo le da más poder a los hombres de hacer y deshacer a su antojo, porque siempre creemos que la culpable es “la otra”, cuando en realidad él es quien está decidiendo y quien debe hacerse responsable de su decisión.

Imagen: Ricardo Cucamonga

Más aún, nadie puede “cambiarte”, porque no eres un objeto. El otro puede decidir irse, pero tú también puedes decidir qué hacer con tu propio camino: si quedarte pensando en él toda la vida o irte, si perdonar, conservar tu alegría y tu fe en las relaciones o volverte una señora avienta gatos.

Segundo, no hay respuestas universales. Las guías como ésta hacen afirmaciones muy generales que en muchos casos son ciertas, como, por ejemplo, que si te deja en visto regularmente es muy probable que sea porque no le importas. ¿Pero realmente es cierto en tu caso? Sólo tú puedes saberlo. Aquí la cosa se vuelve más complicada, claro, porque tienes que confiar en tu intuición y puede ser que tus ganas de ser correspondida nublen tu juicio, pero ésa es la vida: cada relación es distinta, cada persona es distinta, y aunque eso exige un mayor grado de atención, también es lo que hace valiosa a cada historia: lo que tiene de única.

En todo caso, Cindy y yo estamos de acuerdo en algo: más allá del método, es importante y necesario cuidar siempre de una misma.

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Mariana Pedroza es filósofa y psicoanalista.

Twitter: @nereisima

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