Momento… ¿para que qué? Basta con que se den una vuelta por cualquier cárcel centroamericana y algunas de México… o el transporte público nacional, para que vean que ya hay personas que viven en esas condiciones.
Animal Place, grupo en pro de los derechos de los animales, solicitó a voluntarios dejarse tratar de la misma forma que el 95% de las gallinas, o sea, encerrarse en una jaula a modo de metro en hora pico.
Como podrán ver, los susodichos eran colocados en una jaula tamaño familiar, para que ellos mismos -y también cuanto curioso se acercara- tuvieran una idea de las penurias que tienen que pasar los principales protagonistas de la industria del huevo.
Además de no tener espacio para descansar cuando las piernitas ya no dieran de sí, los voluntarios tenían que imaginar (sólo imaginar) el tener que defecar, comer, dormir y demás necesidades del cuerpo, todo en el mismo lugar compartido… por dos largos años.
Los participantes de la protesta rápidamente sienten empatía con las aves: “yo no sabía mucho acerca de los pollos y gallinas hasta que empecé como voluntaria en Animal Place. No sabía que las condiciones en las que viven, o que mueren después de dos años”… si bien les va.
Aunque la experiencia es fuerte, no por eso los voluntarios optan por una vida vegetariana, sin embargo, aprenden a valorar lo que comen: “Si va a comprar huevos (…) debe entender la experiencias que los animales tienen que soportar”… y sin contar lo caro que está el kilo.
*Vía metro.co.uk