Es martes, 5 de junio, y el calor inclemente de la Ciudad de México no ha impedido que los padres de los niños que fallecieron en la Guardería ABC salgan a las calles en busca de justicia por la tragedia. Exactamente este día, se cumplen 9 años desde que un incendio en la ciudad de Hermosillo se propagara hasta una estancia infantil —en plena hora de la siesta— y que cobrara la vida de 49 niños y dejara a otros 106 heridos.
Ese día, se puso en evidencia la precariedad en las normas de seguridad de las estancias infantiles. Sin extintores, sin detectores de humo y a falta de salidas de emergencia, supimos, en 2009, que no existía un protocolo de protección civil y que se ignoraron las reglamentaciones de sobrecupo. Además, se pusieron en evidencia los materiales inflamables que construían las bodegas aledañas a la guardería.
Durante las manifestaciones, platicamos con Roberto Zavala, padre de Santiago de Jesús, sobre los logros del movimiento, las cuentas pendientes y la esperanza de justicia que aún no ha llegado.
¿Qué ha logrado el movimiento?
“Creo que la lucha, el movimiento, las personas que se han manifestado, hemos logrado que Hermosillo se una a un país lastimado. Que nos hermanemos con todo el país con todas las cosas terribles que han pasado. Siempre Sonora estuvo apartado como un territorio muy aparte del país. Creo que ahora hay mucha más empatía por parte de los dos lados. En este proceso se logró legislar y aplicar una ley que regula las estancias infantiles. No se ha aplicado en la totalidad, pero se dio el primer paso y es de lo positivo”.
¿Qué falta por hacer?
“Lo que no se ha logrado es la justicia en sí, el castigo a los responsables. Seguimos igual que como si fuera el primer aniversario, en la misma circunstancia. Estos 9 años han servido para que nos demos cuenta que la autoridad puede continuar haciendo lo que le da la gana con total impunidad”.
“Al final de cuentas, ellos (el gobierno) son los que están investigando, ellos son los que están juzgando. Está difícil que un gobierno se declare a sí mismo responsable por lo ocurrido. Creo que ese es el motivo por el que hasta ahora, a pesar de que ya están todas las pruebas, ya están hasta sentencias listas, no se ha aplicado la ley ni se ha encarcelado a los responsables”.
¿Qué significaría la justicia?
“Justicia tardía es justicia negada. En este caso, aunque se resuelva hoy el asesinato de los niños, o se resuelva mañana, es impunidad. Es mucho tiempo, es demasiado tiempo”.
“Para hablar de las medidas de reparación se requiere que el proceso penal concluya, que los responsables paguen. Eso es lo que se está buscando. Las demás cuestiones vendrán después: la reparación del daño, las medidas de no repetición, la disculpa pública por parte del Estado —eso es muy significativo, muy simbólico. Pero, mientras no termine lo penal, todos lo demás es vacío”.
Durante las respuestas a la entrevista, los padres de los niños que fallecieron en el incendio del 5 de junio de 2009, seguían caminando y exigiendo justicia. En las manifestaciones de hoy, se unieron a las consignas las frases de apoyo a otro grupo de pequeños que falleció en condiciones de seguridad poco transparentes: el Colegio Rébsamen, que se derrumbara en el terremoto del 19 de septiembre pasado, al que los asistentes a la manifestación catalogaron como “infanticidio”.
Mientras toman botellas de agua que reparten los asistentes para soportar el calor, pasan lista a los 49 niños de Hermosillo que ya no están. Después de cada nombre, un minuto de silencio y una voz a coro pidiendo justicia.