Y para muchos otros también lo es…
No es para menos, en lo que va de su gestión el presidente Enrique Peña Nieto sólo ha sacado el colmillo: viejas mañas de sus predecesores que para nada le sirven a tener una buena popularidad con la gente del pueblo, pero ahh qué efectivas son.
Durante los 21 meses que lleva su presidencia –y desde campaña- EPN ha sido el blanco de críticas, memes, mentadas y demás insultos… pero ahí va: pese a todo se llevó la presidencia y ahora se la pasa celebrando en spots y en cuanto medio puede sus recién aprobadas reformas, que si bien no servirán de nada para salir del atoradero económico, sí beneficiarán a uno que otro sector privilegiado. Las reformas tardarán en carburar –quién sabe cuándo- pero lo harán.
¿Cómo le hizo?
Aunque son cada vez menos las personas que le compran esa imagen de político reformador, EPN supo “trabajar” con la oposición para aprobar su serie de reformas constitucionales, destacando la “disposición” de legisladores perredistas y panistas, quienes hacían como que estaban en contra de los deseos presidenciales –y hasta se habló de sobornos y manipulaciones a legisladores-, pero a final de cuentas pura teatralidad: las reformas ahí están promulgadas.
Como se ha informado, en diferentes encuestas la popularidad del presidente va en picada: la desaprobación a su mandato se encuentra poquito arriba del 50% que aunque no está mal si se compara con líderes de otras naciones, sí va contra todos los supuestos logros de su administración. Incluso la aceptación de Peña está por debajo de la que tenía Felipe Calderón durante el mismo lapso de tiempo como cabeza del Ejecutivo… así va.
Por ello, desde que fueron promulgadas las reformas secundarias, la gente de Peña Nieto se ha esmerado para ahora sí sacar en todo medio posible al presidente que nunca dio la cara cuando se le pedían explicaciones sobre lo que proponía en materia energética, de telecomunicaciones y todo el contenido sus propuestas… claro, la buena imagen que intenta dar en entrevistas hechas a modo en programas como “Hoy” es con miras a las elecciones del 2015… bueno, si todavía alguien creía que toda la buena disposición de hablar y sacar el estilo era de a gratis.
El escepticismo más arraigado lo encuentra entre los mexicanos “más educados” –dice The Economist”- y para no darles a todos el mismo discurso ha dividido su atención en los dos conocidos grandes grupos: el “círculo verde” y el “círculo rojo”. El primero compuesto por intelectuales, líderes de opinión y gente que se ha visto más propensa a cuestionar sus reformas y el segundo por la “masa”, a la que supuestamente le basta con oír que Andrea Legarreta encuentra “¡maravilloso!” todo lo que implica la reforma energética.
Mientras que a unos les vende fantasías de un futuro más próspero y a otros tiene que trabajarlos con más detalle, a final de cuentas ambos sectores terminan por no creer en los dichos de Peña, ya que por mucho que se desviva es afirmar que “México está en movimiento”, si esto no se ve en la economía de bolsillo –y en la disminución de la delincuencia y en la baja en la descarada corrupción política y en la administración de justicia-, EPN seguirá cargando con esa imagen de político de la vieja escuela: impositivo, pero poco efectivo… Cosa que no le quitará el sueño, ya que como los priistas de antaño, él terminará su mandato y quizá dejando a un sucesor con altas probabilidades de “continuar” su labor.
Resultado: políticos más comprometidos con quedar bien con el presidente para así ser “bendecidos” por el “dedazo”, no importando los costos… Manuel Velasco cof, cof, Eruviel Ávila cof, cof.