Con motivo del estreno de Banga, el nuevo disco de Patti Smith, la poetisa del punk dio una conferencia en la librería Barnes & Noble de la ciudad de Nueva York. Durante la sesión de preguntas y respuestas, Smith tuvo la oportunidad de platicar sobre su libro Woolgathering, sus influencias literarias y el origen del nombre Banga. Elvira Liceaga estuvo presente y nos mandó la siguiente colaboración.
Jueves 7 de junio, 7pm.
Sube hasta el cuarto piso por las escaleras eléctricas de la librería en Union Sq. Es un evento gratuito y no cabe una persona más.
Quienes compraron su libro Woolgathering o Banga, su nuevo disco, están sentados en sillas plegables. Los que no compraron nada, la esperan castigados de pie.
Tan pronto alguien da un aplauso empiezan unos cuantos más hasta que convertimos Barnes & Noble en un estadio de futbol. Patti Smith en Nueva York representa una variedad de la realeza. Se sienta en el escenario. Nos muestra un animalito de peluche negro y nos lo presenta, “Este es Banga, me lo regaló Lenny Kaye, quien está sentado por aquí aunque no compró un disco.”
Banga es el onceavo álbum de la madrina del punk y llegó a las tiendas el 5 de junio, la misma fecha del cumpleaños, nos recuerda, de García Lorca y de sus canciones “Piss Factory” y “Hey Joe”, que cumplen 38 años.
La mujer que la entrevista la incomoda. Más de una vez Patti Smith tiene que repetirle que ella no es una persona analítica, insiste en que ella no sabe por qué hace lo que hace, cómo o para qué, “No tengo la respuesta, yo sólo trabajo, hago muchas cosas y es porque paso mucho tiempo haciendo muchas cosas, yo trabajo hasta en mis descansos, que no tengo tiempo para analizarlas.”
Se le pregunta sobre Woolgathering: “Lo escribí a los 44 años. Pasaba por momentos muy difíciles, Robert Mapplethorpe murió. Richard Sohl también murió, a los 37 años de un ataque al corazón. Tenía una extraña melancolía que me pesaba. En esos días me pidieron el libro, querían un libro pequeño como todos los de Hanuman. Así que lo escribí. Hacerlo fue terapéutico. En la escritura se fue la tristeza. Soy una persona muy afortunada, me he servido mucho de mi trabajo para estar bien. Trabajo con la nostalgia. Para mi la nostalgia es el hecho de que yo quiera volver a ser esa persona otra vez. Si pudiera escoger, volvería a tener diez años y pasearía con mi perro. Es el recuerdo más feliz que tengo.”
“Tengo 65 años y me siento más afín con mi infancia que nunca. ¿Qué nos conecta con la juventud? El lenguaje del entusiasmo. El amor a la vida. Asumir todas las posibilidades. Mi perro ahora debe de estar por ahí en algún lugar con Banga pero volvería a ese momento. Ser vieja no es tan malo. Hay que mirar el escusado después de cagar e ir al dentista cuatro veces al año pero cada día, como dice Jimi Hendrix, celebro levantarme después de ayer. Estar vivo es fantástico.”
Se le pregunta por Banga: “Se dice que es la continuación de Just Kids. No lo sé. Puede ser. Lo es pero no fue planeado así. Los humanos creemos en el acto de recordar porque es así como traemos a las personas que extrañamos al presente. Para que caminen con nosotros. No hay por qué dejar ir a los que se fueron; el tiempo es pura ilusión. Qué vengan.”
“Viajar fue una inspiración para Banga, definitivamente. Cuando terminé Just Kids viajamos por todo el mundo. Yo estudiaba el cine ruso y algunos autores. Los chicos del grupo se apasionaron conmigo. Fuimos a Moscú, buscamos los lugares de Tarkovsky, leímos El maestro y Margarita de Bulgákov. También buscamos mucha información sobre Italia, porque Lenny y yo tomamos un barco, el barco en el que escribimos “Seneca”, la canción número diez. Viajar es importante, tengo mucha suerte de poder hacerlo, pero no es necesario moverse de lugar para viajar mentalmente, con estudiar se puede. Después llega la improvisación y el resultado.”
“Una vez un amigo me envió una postal con una pintura hermosa que perdí por veinte años. Quería que fuera la portada de un libro. La recordaba como una pintura española y busqué desesperadamente entre los pintores españoles sin éxito. En un avión, le hablé a Lenny sobre el libro que había escrito y no publicado, me dijo que tenía que publicarlo pero yo no quería hacerlo sin encontrar la pintura. En ese mismo viaje, una noche en un hotel en Arezzo, Italia, tuve una pesadilla apocalíptica en la que un desastre natural iba a destruirnos. San Francisco lloraba y rezaba por todos. Eran las cinco o seis de la mañana y salí a caminar para relajarme. Entré a una iglesia, no soy una persona religiosa pero me encantan las iglesias, y lo primero que vi fue una estatua de San Francisco. ¡Era la Basílica de San Francisco! Hice una oración. Después vi al fondo un fresco, era la imagen de la postal en una pared entera. Una pintura de Piero della Francesca, La leyenda de la cruz verdadera. Volví corriendo al hotel, toqué en la puerta de la habitación de Lenny hasta despertarlo y bajamos a prisa. Observamos, hiperventilando, la pintura. Después tuve que estudiar un pequeño doctorado sobre el tema para componer Constantine’s Dream”
“El título de Banga es otra historia. Estaba en Paris hace tres o cuatro años trabajando en una instalación sobre el centenario del poeta René Daumal. Necesitaba una sábana y un amigo me mandó una de Etiopía. Al desdoblarla encontré un libro que tenía un post-it que decía Léeme, como lo que en Alicia en el país de las maravillas dice cómeme o bébeme. Lo hice enseguida. Amé el libro, se llama El maestro y Margarita. En la historia hay un perro llamado Banga, el más leal de los perros, así que le escribí una canción.”
La presentación terminó con sus cuatro músicos en el escenario para tocar por primera vez “This is the Girl”, para Amy Winehouse, y “April Fool”, compuesta pensando en Almas muertas de Nikolái Gógol; y “Banga”. El público ladró.
Por Elvira Liceaga (@Shubidubi)