Ya casi nadie lo recuerda, pero a los pocos meses de que Javier Duarte tomara posesión como gobernador de Veracruz, dos personas fueron acusadas de terrorismo por la Fiscalía del estado. Ambas estuvieron más de un mes detenidas, acusadas también de sabotaje, y fueron liberadas después de que se hiciera un escándalo nacional e internacional por su detención.

¿Cuál era su supuesto delito? Tuitear.

 

Así empezó el gobierno de Javier Duarte, quien la semana pasada pidió licencia, cuando le faltaban menos de dos meses para terminar su período. Duarte ya nunca más gobernará el estado.

¿Qué pasará con él? Nadie lo puede decir a ciencia cierta. El gobierno federal, a través de tres órganos distintos, la Procuraduría General de la República (PGR), el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF), lo investiga por muchos delitos, la mayoría de ellos vinculados con corrupción y desvío de fondos. Miguel Ángel Yunes, próximo gobernador de Veracruz, lo ha denunciado ante autoridades y promete investigarlo a fondo una vez que asuma el puesto el 1 de diciembre. En México, sin embargo, hay una larga historia de investigaciones que se prometen e incluso se inician, pero que al final nunca llegan a nada.

Y con Duarte también es posible que no suceda, dada la complicada red de desvíos y corrupción que hay en Veracruz. O, como dice él mismo: “Yo no sudo calenturas que no son mías”.

 

Pero, ¿de qué estamos hablando en realidad? ¿Qué ha hecho Javier Duarte en estos casi seis años de gobierno? ¿Por qué se le investiga?

Acá una explicación.

 

1) Cada año, la ASF revisa el dinero que los estados reciben del gobierno federal: cuánto fue, a qué iba destinado, cómo se gastó, qué se guardó y qué se devolvió. Esto es porque cerca del 90% del dinero que maneja el gobierno de Veracruz proviene del presupuesto federal; es decir, proviene de los impuestos que se recaudan en el resto del país.Ese dinero se otorga por decisión del gobierno federal –a través de la secretaría de Hacienda– y del Congreso, que aprueba el presupuesto cada año. Como consecuencia, la ASF debe revisar qué sucedió con él, para saber a dónde va a dar el dinero de los mexicanos.

Desde que Duarte está en el poder, Veracruz es el estado donde menos se sabe a dónde va a parar el dinero –esto lo dice la ASF–.

Entre 2011 y 2014, por ejemplo, la ASF encontró irregularidades en el manejo de 35 mil millones de pesos. Tan sólo en 2014 el 17% de todo el gasto de Veracruz fue irregular. Esto no quiere decir que necesariamente se lo roben, sino que por lo menos no se sabe dónde está. Mucho del dinero que asigna el gobierno federal tiene fines específicos: te lo da a cambio de que lo gastes exactamente en lo que te dice. En el caso de Veracruz, el gobierno mueve el dinero de lugar, lo ocupa para otras cosas o simplemente lo desaparece.

La peor parte es algo que se llama “simulación de reintegros”: Veracruz es el estado con más denuncias por esto. ¿Qué quiere decir? Cuando el gobierno federal te pide de regreso el dinero que no utilizaste, lo depositas en una cuenta y le dices al gobierno federal que ya lo devolviste. El gobierno federal se da por notificado, pero antes de que lo pueda retirar, tú sacas el dinero de la cuenta. Haces como que vas a pagar pero en realidad no lo pagas. Y te quedas con él. De esta manera el gobierno de Duarte ha hecho perdidizos 4 mil 770 millones de pesos hasta ahora.

Para ponerlo en perspectiva: es como si hubiera desaparecido, junta, casi toda la nómina de los Yankees y del América para 2016. O que alguien se hubiera robado toda lo recaudado por Episodio VII, la película más taquillera de 2015, en su fin de semana de estreno en Estados Unidos.

Javier-Duarte-de-Ochoa

 

2) Una de las maneras en las que el gobierno de Veracruz desaparecía el dinero era a través de empresas fantasma. ¿Cómo? De una manera bastante sencilla. Abría licitaciones para encontrar proveedores. Digamos, por ejemplo, que necesitaba lápices. Entonces hacía una convocatoria para empresas que fabricaban lápices. Pero las convocatorias estaban arregladas para que fueran de asignación directa –que se eligiera a una empresa sin consultar otras opciones– o que fueran cerradas –que sólo participaran empresas que cumplieran con requisitos tan específicos que en realidad la convocatoria estaba hecha a la medida para una empresa en particular–.

Pero esas compañías en realidad no existían. Muchas estaban registradas en la misma colonia o con los mismos dueños. Sólo que los dueños no sabían que eran dueños. Eran personas de escasos recursos que habían prestado sus identificaciones a funcionarios de gobierno y habían firmado papeles con la promesa de recibir apoyos estatales.

Los verdaderos dueños eran otros, y operaban las empresas sin que estas personas supieran. Las abrían, ganaban una licitación, recibían el dinero, y al día siguiente las cerraban. Así, tal cual. Nunca otorgaron ningún servicio ni entregaron ningún producto. Sólo recibieron dinero. ¿Cuánto? 645 millones de pesos. O lo que es lo mismo, todo lo que gana Nike al año por sus tenis más vendidos: el modelo Lebron James.

 

3) Otro escándalo que se investiga –y es el que más le molesta a Duarte, porque lo señala directamente a él, no a su gobierno– es la cantidad de casas que sus colaboradores cercanos –desde familiares hasta miembros de su gabinete– han comprado en Estados Unidos. En The Woodlands, una comunidad exclusiva a las afueras de Houston, el ahora exsecretario de Seguridad Pública de Duarte, Arturo Bermúdez, y su esposa, tienen cinco casas distintas, que van desde los cuatro hasta los 11 millones de pesos.

Aunque Duarte dice no tener nada que ver con esto, hace meses la revista interna del fraccionamiento le dio la bienvenida a él y a su esposa. Según Miguel Ángel Yunes, el gobernador electo, las casas a nombre de familiares y amigos tienen un valor de 60 millones de pesos.

Alguien que gana el salario mínimo tendría que trabajar 2,250 años para poder comprar todas esas propiedades en The Woodlands.

 

Javier Duarte.

 

Éstas son las principales acusaciones en contra del gobierno de Duarte. No obstante, muchas otras cosas han marcado su sexenio. Muchas de ellas no han sido investigadas, o por lo menos no a fondo Por ejemplo:

  • De 2011 a 2015 murieron 15 periodistas que trabajaban en Veracruz o para un medio veracruzano y otros dos desaparecieron. En muchos de los casos, la Fiscalía salió a declarar, a menos de un día del crimen, que los periodistas no habían muerto por su trabajo e incluso llegó a echarles la culpa de su propia muerte.
  • No por nada, en medio de esta epidemia de homicidios, Duarte les dijo a los periodistas de su estado: “Se lo digo a ustedes, por su familia, pero también por la mía, porque si algo les pasa a ustedes a mí me crucifican todos (sic). Pórtense bien, todos sabemos quiénes andan en malos pasos, dicen que en Veracruz sólo no se sabe lo que todavía no se nos ocurre. Todos sabemos quiénes, de alguna u otra manera, tienen vinculación con estos grupos… todos sabemos quiénes tienen vínculos y quiénes están metidos con el hampa… ¡Pórtense bien, por favor!, se los suplico. Vienen tiempos difíciles”.
  • En 2014, Duarte presumió que en Veracruz, después de años de violencia –su gobierno fue recibido por los Zetas con 35 cuerpos amontonados en un paso a desnivel en Boca del Río– ya sólo se robaban “frutsis y pingüinos”. Cuatro meses después sucedió el caso de Los Porkys, en el que cuatro jóvenes fueron acusados de violar a una menor de edad. La Fiscalía, después de recibir la denuncia, anunció que libraría órdenes de aprehensión en contra de los jóvenes, pero les dio el suficiente aviso para que escaparan. Al día de hoy uno sigue prófugo.
  • Y, al año siguiente, ocurrió un evento todavía más horroroso: en Tierra Blanca, cinco jóvenes desaparecieron; sus cuerpos aparecieron semanas después. Los habían levantado policías estatales, que los entregaron a miembros del crimen organizado. El propio gobierno ayudó a desaparecer a sus gobernados.

 

Esta lista podría seguir y seguir. Aquí hay sólo unos ejemplos para explicar cómo deja el estado Javier Duarte después de cinco años y 10 meses de mandato. ¿Qué sucederá con el gobernador y sus colaboradores ahora? Difícil saberlo, pero material hay de sobra para investigarlos.

Pisen la cárcel o no, algo queda claro: Veracruz tardará mucho tiempo en recuperarse después de su paso.

Javier Duarte - Gobernador de Veracruz.

 

Esteban Illades
@esteban_is
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