Por Esteban Illades

Este domingo, Andrés Manuel López Obrador dará su primer informe presidencial. Desde el fin de semana han comenzado ya a circular los anuncios alusivos a su primer año de gobierno; spots de 30 segundos en los que resalta los logros de su administración

En el primero de ellos habla de la economía y se centra en un mensaje sencillo: los precios no han subido. Ni gasolina ni luz ni gas ni la deuda, dice.

Aunque engañoso, el mensaje es efectivo para su comunicación política.

A muchos expresidentes se les ha volteado la popularidad al momento de los grandes aumentos en los precios que afectan directamente al ciudadano. Tal es el caso de Vicente Fox, cuando hubo un incremento sustancial en el costo de la luz, o el de Enrique Peña Nieto con el famoso gasolinazo en la segunda mitad de su sexenio. Por eso, para este presidente es importante remarcar que nada sube –aunque técnicamente no es cierto, de ahí su famosa distinción en el discurso entre términos reales y nominales–: sabe que ahí es donde más rápido puede perder popularidad.

Aquí el presidente presenta un panorama económico completamente distinto al que muestran los indicadores, como el dato que reveló el INEGI hace unos días: el crecimiento de 0.0% en el segundo trimestre del año.

primer informe de AMLO
FOTO: ISAAC ESQUIVEL /CUARTOSCURO.COM

El segundo anuncio habla sobre la austeridad. Repite lo que ha dicho durante el último año: se fue el avión presidencial –aunque omite decir que todavía no se vende–, y el recorte al gasto se ha convertido en el símbolo de su administración. Omite, como era de esperarse, todos los efectos negativos de los múltiples recortes, en particular los que han dañado nacionalmente al sector salud. De hecho, ayer familiares de niños con cáncer protestaron afuera del aeropuerto de la Ciudad de México por falta de medicamentos para los pacientes.

En el tercer anuncio es quizá donde podemos ver algo de autocrítica. Bueno, no, porque se le echa la culpa al gobierno anterior. Pero ahí, en el spot de seguridad, es donde más trabajo le cuesta al presidente encontrar algo positivo.

Si bien en los otros dos comerciales se trata de una cuestión de perspectiva –lo que él ve como un logro es visto por otros como fracaso–, aquí no hay manera de darle vuelta al asunto.

A dos meses de la llegada de la Guardia Nacional hemos visto a militares detenidos por el crimen organizado o incluso ejecutados, como este fin de semana. 

Todo esto mientras el gobierno da señales confusas: el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, se ha reunido con grupos armados a pesar de que el presidente se ha mostrado abiertamente en contra. Como dijo Roberto Zamarripa ayer en el Reforma: “Los grupos criminales han entendido que existen varios interlocutores en el gobierno federal y que entre ellos no se entienden”. Es decir, la delincuencia organizada tiene mucho espacio para aprovechar porque el gobierno no da pie con bola en seguridad.

primer informe de amlo
FOTO: ISABEL MATEOS /CUARTOSCURO.COM

A falta de más anuncios –que eso sí debe agradecerse, a diferencia de sexenios pasados la cara y la voz del presidente no están en todos lados y a todas horas en publicidad oficial–, lo que se presenta como logro en el primer informe es más bien modesto. Presumir que las cosas no empeoraron o que si no mejoran es porque estaban complicadas desde un inicio es no querer entender algo fundamental: a este gobierno se le votó porque dijo que tenía la solución a los problemas del país y que la vida sería distinta una vez que ellos llegaran el poder.

Que las cosas estaban mal, eso lo sabían todos, por eso el PRI tuvo su peor derrota electoral en la historia. Que las cosas iban a cambiar era la principal promesa, por eso la votación tan alta que recibió AMLO el 1 de julio del año pasado. 

Se podrá achacar infinitamente el problema actual a la administración pasada, se podrá decir que un cambio de país –una Cuarta Transformación, como se repite una y otra vez–, no se hace de la noche a la mañana.

Mientras eso sucede, al presidente López Obrador le ocurre lo mismo que a Vicente Fox: desperdicia lo que le costó tanto trabajo conseguir, y que jamás volverá a tener; es decir, un apoyo nunca antes visto para llevar a cabo su proyecto de nación.

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Esteban Illades

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