Pese a las protestas ocurridas hace unos días, el parlamento helénico ha decidido implementar duros recortes económicos, con el fin de ver si ahora sí pueden salir del grave problema financiero en que se han estancado.
El presupuesto adoptado ayer por las autoridades griegas pretende un ahorro de 9 mil 400 millones de euros, cifra solicitada por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para continuar con la entrega de préstamos otorgados.
El proyecto fue aprobado por 167 diputados y de acuerdo al ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras, éste representa un paso para que Grecia ahora se ocupe “del crecimiento y la recuperación”.
Difícil lo anterior para la mayoría de la población griega, ya que el presupuesto aceptado representa nuevos recortes en sus salarios, pensiones y un desempleo de 22.8%, pero aun así Sturnaras reconoce los “sacrificios de los ciudadanos”.
Así las cosas en Grecia que, al igual que varios miembros de la Unión Europea, atraviesa por una difícil situación económica, no obstante –según espera el gobierno- con estas medidas vislumbra obtener el próximo año un déficit del 5.2% del PIB, menor en comparación del 6.6% de este año. Pero el pueblo no entiende de esos números, sólo sabe que no pueden más con las condiciones financieras en las que viven: “Paremos la catástrofe, organicemos la caída”, señalaba uno de los carteles de los manifestantes que se dieron cita en las afueras del parlamento.