Como les informamos ayer, el candidato presidencial Ricardo Anaya dejó de ver el Pumas-Chivas para acudir ante la PGR a… pues a nada, nomás a hacer bola: como güey que muy decidido lleva serenata a la chava que le gusta pero se queda inerte a la hora que ésta sale, porque nunca pensó llegar tan lejos, así el panista.

La Procuraduría General de la República (PGR) dio a conocer que, pa’ que no diera doble vuelta, ya que se tomó la molestia de visitarlos en las oficinas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), invitaron a Anaya a rendir declaración. Pero, oh, grande fue la sorpresa que se llevaron cuando el exlíder panista les dijo que mejor ahí para la otra. O sea, no.  “Se le invitó públicamente, en repetidas ocasiones, a rendir declaración ministerial para lo que a derecho convenga, lo cual fue rechazado por el candidato”, señaló la dependencia en un breve comunicado.

Como sabrán, ayer el panista se presentó en la SEIDO para entregar un escrito en el que pide a la PGR no prestarse a los “escándalos difamatorios” que le anda armando -dice- el PRI. De acuerdo con las hipótesis del candidato presidencial de “Por México al Frente”, las investigaciones que confirmó la dependencia que realiza en su contra relacionadas con un supuesto lavado de dinero en el que él estaría involucrado, no son otra cosa que una guerra sucia a cargo de tricolor para intentar bajarlo del cómodo segundo lugar que ahora ocupa en las encuestas.

Previó a ir hasta las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR) a que acarreados, digo, personas que siempre lo han seguido le echaran porras, el exlíder del blanquiazul difundió a través de su cuenta Twitter un nada contundente video en el que le explica al respetable en qué consiste la supuesta acusación de lavado de dinero que hay en su contra.

Según el panista, en mayo de 2014 compró (junto con una empresa que él posee) un terreno baldío; dos años después, para mayo de 2016, en el susodicho lote ya tenía una nave industrial de 7 mil metros cuadrados. ¿y quién pompo? Ah pues todo el dinero para la compra del terrero y para la posterior edificación salió, según el blanquiazul, del dinero que sacó de hipotecar su casa, de un crédito que consiguió en el banco y de la vaquita que entre todos los de su empresa armaron con sus ahorros. Al final, les salió la inversión, ya que el terreno cuyo precio fue de 67 dólares por metro cuadrado, consiguió venderlo en nada inflados 54 millones de pesos.  ¿A quién? A un “arquitecto muy conocido”: Carlos Reyes, quien le hizo “tres transferencias bancarias, completamente transparentes, todas provenientes de una cuenta de Banco del Bajío”.

Así, con el dinero de la venta hizo lo que todo mundo: pagar deudas, pagar impuestos, pagarse sus clases de inglés y francés y comprar otro terreno, en el mismo parque industrial. Sobre el asunto de la procedencia del dinero con el que Reyes le pagó la nave industrial, Anaya señala que esa información no la conoce. A él con que le cayera el varo, era más que suficiente: “en mi caso, en la cláusula 20 de la escritura pública (…) quien me compró declaró ‘bajo protesta de decir verdad’ que los recursos de la compraventa tienen una naturaleza lícita”.

 

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Como se puede ver, la versión de Anaya no difiere casi nada a la que ofrece su parte acusatoria (el abogado Adrián Xamán McGregor)… salvo una cosita: la participación del empresario queretano Manuel Barreiro a quien, según Xáman, Anaya le compró el lote en 10 millones de pesos y éste habría triangulado los recursos para después recomprarl0 (ya con nave incluída) en 54 millones de pesos. Toda con apoyo de paraísos fiscales en México, Canadá y Suiza.

Pero bueno… y ¿entonces por qué Anaya en lugar de hacer videos no rindió declaración ante la PGR? Pues pa’qué: el panista señaló que todo lo que quería decir ya estaba en el documento que le recibieron y, en caso de que tuvieran alguna duda, pues que ahí le echaran una llamadita. “”No habían pasado ni tres horas de mi visita, cuando el Gobierno federal volvió a utilizar a la PGR con fines político-electorales”.

Y mientras muchos medio le dan la razón al candidato presidencial blanquiazul (sólo en lo que respecta a la sospechosa eficacia de la Procu), preguntándose por qué los de la PGR no se movieron así de rápido con otros casos de lavado (cof, Duarte, Borge, cof), lo que es cierto es que hubiera sido un detallazo que en el pequeño evento afuera de la SEIDO espontáneamente se hubieran entonado “Las mañanitas”, con todo y pastel incluido. Ver al Jefe Diego y otros panistas ahí presentes animar el “¡mordida, mordida!” hubiera sido diabólicamente épico.

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