Preocupado por el impacto negativo que el alza a los combustibles pueda tener en la economía familiar, Héctor Astudillo, el flamante gobernador que se cargan los guerrerenses, pidió ayuda. Pidió a presidentes municipales y sectores productivos de la entidad armar algo apantallador para que la gente vea como que quieren hacerle frente al “gasolinazo”.
Astudillo no lo tuvo que pensar mucho. Si el gobierno federal hizo su acuerdo de kilométrico título, pues él también podría sacarse de la chistera su muy original “Acuerdo social y económico estatal”. Las predecibles buenas intenciones son “la estabilidad social y política, mitigando el alza en los precios”.
“La convocatoria a los grupos organizados; económicos; sindicatos; organizaciones sociales y agrarias. De tal manera que el gobernador no camine solo en este asunto complejo, difícil porque no es agradable y a nadie le gusta pero al final de cuentas debemos enfrentarlo todas y todos”, señala Proceso que declaró públicamente el gober, que ante las peripecias de la vida recomienda comer pozole.
Al acongojado mandatario no le latió eso de caminar solito… así que mejor optó por volar acompañado.
Aún no hay propuestas concretas
Sin todavía proponer específicamente cómo se solidarizará con el pueblo, Astudillo se mueve por el estado a bordo de helicópteros privados cuyo costo por servicio oscilan los 3 mil dólares la hora. Esto pese a que el gobierno del Estado posee una flota oficial conformada por al menos tres helicópteros y tres aviones.
¿De su bolsa sale el gasto? Muy dudosamente… con un sueldo de 146 mil pesos mensuales (más bonos, vales y seguro de gasto médico), apenas si le alcanza para vivir en su lujoso penthouse ubicado en un exclusivo condominio del puerto de Acapulco. Y eso que en agosto aseguró no contar con bienes inmuebles.
Bueno, quizás el modesto departamento es una más de las 12 propiedades que su esposa, Mercedes Calvo, posee gracias a los frutos de su trabajo como empresaria del ramo educativo en Guerrero.