Además de las críticas y burlas por no saber ni siquiera qué habían cazado, los depredadores que acabaron con la vida de un indefenso puma podrían acabar en la cárcel para purgar una pena de uno a nueve años, dependiendo qué tan estrictas se pongan las autoridades con la denuncia ya levantada por la Profepa.

La prueba para entambar a los susodichos es una grabación que fue tomada el pasado 3 de febrero. En ella, un obtuso sujeto muestra cómo un puma es acorralado por una jauría. “Tenemos un pinche leonsote. Mira nomás, bendito sea mi Dios. Pura vida, gracias a Dios, ¡qué bonita experiencia!”, expresa uno de los cazadores, para después evidenciar a sus compañeros, identificados como Waine Nelisson y “Mauricio”.

Una vez que el video llegó a  los ojos de personal de la organización Reforestación Extrema, ésta dio su parte a la Coordinación de Protección de Vida Silvestre de la Procuraduría de Protección al Ambiente (Profepa), la cual informó que ya entabló la denuncia correspondiente ante la Procuraduría General de la República.

Lo que no sabían los cazadores es que el “pinche leonsote” en realidad era un puma concolor, una especie a la que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera como especie casi amenazada; además, el puma está protegido por Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Por ello, con base en el artículo 420 Fracción III del Código Penal Federal, los cazadores podrían ser condenados a una pena de uno a nueve años de cárcel, además de imponérseles una multa de trescientos a tres mil días de salario mínimo.

De acuerdo con la Profepa, la densidad de las poblaciones de los pumas es cada vez menor, debido a la reducción de su territorio. Por ello, cada que algún ejemplar es detectado en las cercanías de poblado, es necesaria su captura, para después ser reintroducido en su hábitat natural. Aunque se presume que la caza del puma ocurrió en Nuevo León, las autoridades están a la espera de información que lleve a la identificación de los responsables. “Necesitamos que nos ayudes a identificarlos”, señala la publicación de Reforestación Extrema, en la cual se indica que el lugar de la cacería fue un rancho ubicado entre Nuevo León y Coahuila.

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