Qué historia tan complicada. Al principio suena extraña, ¿no? ¿Cómo que pidió eutanasia? ¿Cómo que esa es su manera de “librarse” del juicio por las personas que atacó? ¿Cuenta como una pena de muerte? Sin embargo, entre tantas preguntas se asoma un caso súper interesante, con grandes consecuencias para el futuro y que toca temas bastante delicados.
El caso del sujeto conocido como el Pistolero de Tarragona está rudísimo y vale la pena echarle un ojo para conocerlo mejor.
Todo comienza el pasado 14 de diciembre de 2021 cuando un hombre llamado Marin Eugen Sabau entró a la empresa en donde trabajaba y le disparó a sus antiguos compañeros.
Pistolero de Tarragona
La historia de su ataque le ha dado la vuelta al mundo.
Marin Eugen Sabau era un hombre de origen rumano que vivía en Tarragona y se desempeñaba como vigilante en una empresa de seguridad hasta que fue despedido. Era un aficionado a las armas, tenía licencia para portarlas y estaba entrenado. En el pleito laboral, acusó a la compañía de acoso, racismo y discriminación.
Tras su despido, empezó a mandar correos amenazantes a sus antiguos colaboradores.
“Securitas se acordará de mí unos cuantos años”, escribió en uno de sus mensajes. “Voy a vacunar a los jefes de Securitas con tres dosis de Glock-Pfizer de 9 milímetros. No quiero matarles, les dejaré jodidos (…) No estoy loco, lo he planeado a la perfección”.
La mañana de 14 de diciembre mandó otro correo electrónico. “Voy a salir en las noticias con Securitas”, escribió.
Unos minutos después entró a su antigua oficina en Tarragona. Estaba armado y de inmediato le disparó a tres personas. Las personas heridas incluían al supervisor de la oficina, el gerente y la responsable de Recursos Humanos.
Cuando llegó la Guardia Civil de España a la escena del atentado, el sujeto también le disparó a un agente.
Marin Eugen Sabau se dio a la fuga en su auto.
La policía intentó dialogar por teléfono para que se entregara pero —según los informes oficiales— se negó en varias ocasiones. Cuando la Guardia Civil lo alcanzó, sucedió lo obvio: le dispararon. El sujeto recibió varios disparos en la columna vertebral y en las piernas.
Los medios lo bautizaron como el Pistolero de Tarragona.
Una vez atendido, se dieron cuenta del tamaño de las heridas vertebrales. Marin Eugen Sabau quedó cuadrapléjico —perdiendo movimiento en brazos, manos, tronco, piernas y los órganos pélvicos. Los doctores tuvieron que amputarle una pierna. Los reportes cuentan que ha ingresado a tres hospitales en este tiempo; como sigue delicado, no ha podido recibir calmantes para el dolor.
Eutanasia y Juicio
Aquí es donde la cosa se pone complicada pues Marin Eugen Sabau hizo una solicitud de muerte voluntaria. Sí, eutanasia.
El pistolero asegura que sufre dolores constantes. De acuerdo con El País, una Corte de Tarragona le dio la razón y abrió la posibilidad de acceder a este polémico recurso: “Sufrimientos físicos y psíquicos constantes e insoportables sin posibilidad de alivio, con un pronóstico de vida limitado, en un contexto de fragilidad progresiva”.
Según las leyes de España —recuerdan— la eutanasia se considera una muerte natural, por lo que no importaría si tiene un proceso penal en su contra. Cuando suceda, al menos legalmente, sería como si le diera un infarto fulminante sorpresivo.
Pero esto no ha sido suficiente para las víctimas.
“Él tiene derecho a una muerte digna, claro, ¿pero qué pasa con el resarcimiento de las víctimas?”, cuestionó una abogada relacionada con los antiguos compañeros de trabajo del pistolero de Tarragona, en una entrevista con El País. Las víctimas —que quedaron heridas— están buscando detener el proceso de eutanasia para que enfrente un juicio por sus ataques.
La fecha original de su muerte voluntaria era el 26 de julio, pero por el momento, se encuentra detenida en los juzgados.