La policía de Canadá abatió a un presunto terrorista afín al Estado Islámico que planeaba un ataque suicida en la estación Union Station, del metro de Toronto. El probable responsable no calzaba sandalias árabes ni vestía un turbante. La tez de su piel no era canela y tampoco tenía una barba arremolinada. El autor intelectual del ataque —que no se logró perpetrar— era uno de ellos: un canadiense promedio.

El probable responsable fue identificado con el nombre de Aaron Driver, un joven de 24 años oriundo de Winnipeg. Driver ya era sujeto de investigación por parte del servicio secreto de Canadá desde 2014, cuando comenzó a escribir mensajes de simpatía y apoyo al grupo yihadista a través de su cuenta de Twitter.

El joven abatido la noche del 10 de agosto, fue detenido en 2015, y dejado en libertad condicional en febrero de 2016, aunque permaneció en vigilancia con la intención de limitar sus movimientos.

Según la cadena canadiense CBCNews, las autoridades fueron alertadas por el FBI sobre la existencia de un video donde el sospechoso de terrorismo — cubriendo su rostro con un pasamontañas—se martirizaba y advertía de un ataque inminente en Canadá:

Oh, Canadá, recibieron muchas advertencias, se les advirtió lo que le pasaría a todos los que enfrentaran al Estado Islámico

De acuerdo con la labor de inteligencia, el ataque se habría realizado en las siguientes 72 horas y su objetivo seria un centro urbano, durante la mañana o el medio día: cuando hubiera una gran afluencia de personas.

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Aaron Driver tras salir de la corte en Winnipeg, Manitoba.

En pocas horas, la policía canadiense identificó a Aaron Driver y a partir de ahí —dijo la policía— se volvió “una carrera contra el tiempo”: los uniformados se dirigieron al domicilio del simpatizante de ISIS en Ontario y rodearon su casa.

Fue hasta entrada la tarde que un sujeto cargando una mochila salió del inmueble y tomó un taxi. De acuerdo con The Guardian, el equipo de respuesta a emergencias de la Policía Montada disparó contra de Driver tras presenciar cómo detonaba un dispositivo explosivo en la parte trasera del taxi.

El taxista relató que el presunto terrorista le había pedido ir rumbo a un centro comercial en London, Ontario, cercano a estaciones de tren y camión. Las autoridades creen que si no hubieran alcanzado a llegar a la casa de Driver a tiempo, el escenario sería totalmente diferente y catastrófico.

El abogado que lo ayudó a lograr la libertad condicional se declaró en shock, ya que consideraba a Driver como una persona bastante tranquila y que en él no existía esbozo alguno de agresividad. Aparte de no explicarse cómo su otrora cliente había conseguido explosivos si estaba siendo vigilado de cerca.

Tras el enfrentamiento, elementos de la policía hablaron con la familia de Driver y les explicaron que tuvieron que abatirlo porque tenía otro dispositivo y planeaba detonarlo, con el cual supuestamente trataba de perpetrar un ataque suicida en un área pública.

Wayne Driver, su padre, confesó a The National Post que su peor pesadilla se había vuelto realidad:  “Tan triste e impactado como estoy, no me sorprende que haya terminado en esto. Aaron era un buen chico que llegó a un sendero oscuro y no pudo encontrar la luz otra vez”.

¿Qué opinan de este caso? ¿Creen que la policía actuó de la mejor manera? ¿Qué lleva a una persona “normal” a enrolarse en uno de estos grupos?

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