La Federación Internacional de Automovilismo anunció que el 1 de noviembre de 2015 se llevará a cabo el Gran Premio de México en el renovado Autódromo Hermanos Rodriguez, un día que ha provocado sentimientos encontrados para el mundo del automovilismo en nuestro país: algarabía por el regreso de la Fórmula Uno y tristeza por recordar una momento trágico ocurrido hace 52 años.
Desde que se supo que el GP de México volvería después de más de 20 años de no correrse, los ojos de propios y extraños voltearon instantáneamente a nuestro país. Los organizadores comenzaron a trabajar a marchas forzadas para renovar la pista y el complejo del AHR, así como planear desde ya qué se hará para finales del año próximo.
A poco más de medio siglo, sigue fresco el recuerdo de aquella tarde del 1º de noviembre de 1962, en donde Ricardo Rodríguez, un joven piloto de Ferrari e importante prospecto para convertirse en figura de la máxima categoría, perdió la vida de manera instantánea al tener un terrible accidente durante la primera práctica de la carrera.
Versiones de entonces aseguran que el menor de los Rodríguez había marcado grandes tiempos durante las pruebas, situación que lo catapultaba como favorito, pero esta vez no estaba a bordo de un auto de Il Cavallino Rampante, sino de un Lotus, ya que los de Maranello había decidido no a asistir al Premio porque no ofrecía puntos, ya que era la primera vez que se realizaba.
Sin más ni más, el mexicano subió al Lotus V-8 sin saber que jamás bajaría. Rodríguez venía de una recta a poco más de 150 kilómetros por hora, entró a la famosa curva peraltada, la suspensión falló y perdió el control del monoplaza, el cual se disparó contra la valla de contención, partiendo su auto en dos y dejándole sin vida.
De inmediato llegaron las asistencias, el cuerpo yacía inerte sobre la pista y no hubo mucho qué hacer: Ricardo Rodríguez de la Vega había perdido la vida, en el que según sus palabras, era el circuito que más conocía. El peritaje nunca fue muy claro y se dijo que todo había sido una falla de cálculo de parte del piloto.
De acuerdo con fuentes, el cuerpo de Rodríguez dio algunos giros en el aire, cayó sobre los rieles de seguridad, provocándole una enorme cantidad de problemas que en minutos acabarían con su vida. El acta médica número 125 elaborada por esos médicos legistas habla de todo lo que sufrió:
Traumatismo cráneo-encefálico; otorragia izquierda; hundimiento de la región occipital; contusión profunda toraco-abdominal, con despegamiento de cincuenta centímetros de extensión de la pared abdominal anterior, con eventración de vísceras a través de la misma; fractura de pelvis; fractura de cúbito y radio del antebrazo derecho, así como laceraciones dermo-epidérmicas en cara y diversas partes del cuerpo. Además, una herida de cuatro centímetros en la región malar izquierda que interesó piel y tejido celular.
Es así que el 1º de noviembre es muy importante en la historia del automovilismo en México. Puede tomarse como una falta de respeto por lo sucedido aquella tarde, aunque también se puede ver como un homenaje a la fructífera carrera de uno de los mejores pilotos que ha dado nuestro país.