La vida diaria de Snowden, el informático que destapó el escándalo de los sistemas de espionaje estadounidense, se resume a una diminuta habitación de hotel. Su futuro inmediato tampoco se ve muy brillante que digamos, aún tiene que enfrentar un reto titánico para salir de Rusia y llegar a alguno de los países que le han ofrecido asilo.
En una habitación de hotel del área de traslado del aeropuerto de Sheremetievo, en Rusia, trasncurre actualmente la vida de Edward Snowden. El hombre que ha revolucionado el mundo de las comunicaciones electrónicas, al revelar las prácticas de espionaje gubernamentales, se encuentra prácticamente encerrado.
El pasaporte del llamado “topo” ha sido retirado por parte del gobierno estadounidense, por lo que es imposible que pueda salir del aeropuerto. Para llegar a donde él se encuentra, legiones de periodistas necesitan comprar boletos de avión. En teoría, Snowden podría pasearse por las decenas de restaurantes, tiendas y cafés del área de traslado; pero, hasta ahora, por más que los reporteros lo han buscado, no se le ha visto fuera de su habitación. Incluso se han manejado hipótesis de que él está disfrazado, travestido, o ha cambiado drásticamente su imagen.
Hasta ahora, ninguno de los dos hoteles en los que posiblemente se encuentra han querido dar información. De manera que aunque su ubicación es bien conocida, ningún reportero o agente no autorizado tiene acceso a él. Se calcula que Snowden sólo tiene contacto con su abogada, Sarah Harrison, el personal especial del hotel en el que se encuentra, los policías de fronteras y probablemente (aunque no se ha confirmado) con alguna persona del servicio secreto ruso. Es claro que, aunque el “topo” podría salir al área del traslado, ha elegido no hacerlo.
Su futuro tampoco se ve muy claro. El fugitivo ha pedido asilo en 21 países de todo el mundo, la mayoría de ellos (a pesar de haber mostrado su disgusto por el el espionaje norteamericano) lo han rechazado, Hasta ahora se sabe que sólo tres países le han dado una respuesta positiva, todos ellos latinoamericanos: Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Pero el hecho de que haya países que han levantado la mano para alojar a Snowden, no significa que su futuro esté resuelto. Por el contrario, cualquier vuelo que el estadounidense pudiera tomar hacia el continente americano necesariamente tendría que pasar por Europa. En tal caso, el vuelo podría ser interceptado, como lo fue el del presidente de Bolivia Evo Morales, y Snowden caería en manos de sus enemigos.
Según el experto en espionaje Sebastien Laurent, Snowden es hombre muerto, pues “dada la gravedad de lo que ha hecho, jamás encontrará un refugio seguro”. La situación es alucinante, la persona que se ha convertido en un héroe de los derechos civiles y la privacidad en la red está prácticamente condenado. Si no cambian las políticas de persecusión que los Estados Unidos han sostenido en su caso, el futuro del “topo” es incierto. Podría pasar años encerrado en el aeropuerto sin posibilidad de escape. Al final de cuentas, vive una pesadilla.
*Vía ABC e Infobae América
