Por Diego Castañeda

La semana pasada discutíamos algunos aspectos generales del paquete económico 2018 entregado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Dicho paquete no es tan controversial como algunos de los paquetes anteriores. Sin embargo, contiene diversos aspectos que llaman la atención que merecen ser revisados y criticados.

Disminución en la inversión pública

El Paquete Económico 2018  continúa la tendencia de disminución en la inversión pública. Por tercer año consecutivo, la inversión como porcentaje del PIB se situará por debajo del 3 por ciento. Son valores que nos obligan a regresar en el tiempo más de 70 años si deseamos encontrar un porcentaje semejante. ¿Cuál es el problema de que la inversión pública baje? Una economía con un nivel tan bajo de inversión tiende a sufrir tasas bajas de crecimiento económico. Así pues, asuntos de gran relevancia, como la infraestructura, no se desarrollan. ¿Por qué disminuye la inversión? La razón aparente es que es más fácil recortar la inversión que otras formas de gasto que pueden estar vinculadas a grupos de poder y que el país ha perdido casi de manera total toda intención de proveer los bienes y servicios públicos que se necesitan.

Aumento en el costo financiero de la deuda

El costo financiero de la deuda se ha duplicado en los últimos años. Esto viene como consecuencia de que a lo largo de los últimos 10 años la administración actual y la anterior incrementaran en cerca de 25 puntos del PIB la deuda pública, así como el alza de tasas de interés en el mundo y la depreciación del peso. Hoy representa más de 660 mil millones de pesos, algo así como más de 2 veces el dinero de algunas secretarías, como la SEP, o más del 30 por ciento por arriba del nivel de inversión del país.  El costo financiero de la deuda (los pagos de intereses) son muy importantes, pues junto con las pensiones ya ocupan un valor aproximado del 30 por ciento del presupuesto. Entre los intereses y las pensiones, nos queda muy poco espacio para hacer política pública.

Sin dinero para evaluar programas sociales

La evaluación de programas sociales presenta un recorte próximo al 25 por ciento de su presupuesto. Quizá para muchos este aspecto puede resultar trivial, pero no lo es. En el contexto en el que se muestra cómo la política social está sujeta a malas prácticas, recortar dinero es una mala señal; en particular, en un país con más de 50 millones de personas en pobreza multidimensional.

¿Pronósticos optimistas de crecimiento?

Los pronósticos de crecimiento a largo plazo (2019-2023) son extraños y optimistas. De acuerdo al documento de Criterios de Política Económica (uno de los documentos que conforman el paquete), el crecimiento económico que se espera en el futuro próximo ronda entre los 3.5 y 5 puntos porcentuales. Estos números son extraños si tomamos en cuenta que el mismo documento estima que el PIB Potencial de México para 2018 es de 2.6 por ciento (el PIB Potencial es el nivel máximo de crecimiento).

¿Por qué es extraño? Para que la economía creciera en el futuro de la forma en que el documento sugiere, se requeriría una de dos cosas: o que el PIB potencial subiera o que creciéramos más rápido que el PIB potencial, en cuyo caso esperaríamos ver mayor inflación. Entonces la rareza del documento ocurre cuando observamos que la inflación esperada en ese mismo periodo es de 3 por ciento. Esto significa que la opción de crecer más que el potencial no es la que explica el incremento en las tasas esperadas; por lo tanto, la razón debe ser que esperan que crezca el PIB potencial.

No obstante, es raro que, apenas den las 12 campanadas del 31 de diciembre de 2018, mientras todos comen sus uvas, se piense que  el potencial de crecimiento se va incrementar en 34 por ciento respecto al potencial de 2018, acción que es difícil de creer y que debería poner en tela de juicio esas proyecciones.

Tendremos superávit primario por primera vez en años

Por último, entre los aspectos curiosos de este paquete económico está el hecho de que, por primera vez en años y años, se contará con un superávit primario (los ingresos superarán a los gastos; se tendrá un ahorro). Desafortunadamente, esto es más producto del uso de los remanentes de operación del Banco de México. No un esfuerzo para sanear las finanzas públicas nacionales; de este modo, no se puede asegurar que se repita de forma seguida.

Y, sin embargo, parece importar poco el desarrollo económico

En el balance de esas peculiaridades, más que ver un manejo irresponsable de las finanzas públicas, con toda certeza observamos una poca preocupación que parece existirá entre las personas respecto al camino del desarrollo económico. Si los paquetes siguen sin ser ambiciosos al plantear objetivos de inversión, entonces probablemente veamos los mismos resultados en el tiempo, donde parece que nadie toma interés por el crecimiento económico que se podría tener.

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

Imagen principal: Shutterstock

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