Confirmado: Paul Manafort, el hombre que dirigió la campaña presidencial de Donald Trump tiene 12 cargos encima, entre ellos, evasión de impuestos, falsedad de declaraciones, lavado de dinero y conspiración para cometer un delito. Por ello, parece que le salió barata la momentánea prisión domiciliaria de la que goza y que le fue impuesta ayer, en el mismo día en que por su propia cuenta se entregó a las autoridades del FBI, esto al saberse parte de las investigaciones que la Fiscalía especial – dirigida por Rober Muller – lleva sobre la injerencia de Rusia en el proceso electoral del año pasado en Estados Unidos. Además de Manafort, también se entregó a las autoridades Rick Gates, quien fuera segundo en la campaña y social comercial de Trump. Al igual que Manafort, Gates tiene 12 cargos en contra.

Aunque desde el viernes se sabía que esta semana comenzarían a caer personas importantes dentro del círculo más cercano del republicano, la temprana entrega de Manafort y Gates cayó como bomba y se comenzó a especular del impacto que esto podría tener en la Casa Blanca. Sobre todo, si esto daría pie a un impeachment. De acuerdo con los especialistas, todavía es muy temprano para hablar de ello, aunque está latente la posibilidad de que Trump, en un ejercicio de razonamiento que no ha demostrado en los últimos meses, decida acabar él mismo con su mandato, al aceptar culpas… tal como lo hizo George Papadopoulus, quien el mes pasado acepto en secrecía ser culpable de rendir falsas declaraciones al FBI, cuando fue interrogado sobre sus vínculos con personas del gobierno ruso.

Pero regresando con Manafort y Gates, luego de que ambos se presentaron en oficinas del FBI y después ante un tribunal federal, se declararon no culpables de todos los cargos en su contra. En el caso del exjefe de campaña de Trump, fue impuesta una fianza de 10 millones de dólares, mientras que al socio del republicano se le impuso una de 5 millones. Los dos entregaron sus pasaportes y están a la espera de sus respectivos juicios en prisión domiciliaria. Sin embargo, hay que mencionar que ninguno de los cargos que pesen sobre Manafort y Gates están relacionados con la campaña de Trump o con una posible colusión con los rusos para fines políticos. Más tienen que ver con movimientos financieros y de negociaciones y asesorías externas con personas pro gobierno ruso de Ucrania. Aunque, esto apenas va iniciando.

Sobre el asunto la Casa Blanca comenzó por deslindarse. En conferencia de prensa, la vocera Sarah Huckabee Sanders restó importancia (más bien trató de) al asunto, aconsejando al fiscal especial independiente del Departamento de Justicia, Robert Mueller, concentrar su investigación en la persona que – para ellos – fue la que verdaderamente tuvo que ver con el gobierno de Vladimir Putin: la excandidata presidencial demócrata, Hillary Clinton. De acuerdo con Sanders, en el arresto de Manafort y Gates, así como en la investigación del “Rusiagate”, no involucran en nada a Donald Trump. “Los anuncios que se hicieron hoy nada tienen que ver con el presidente, nada que ver con la campaña del presidente o actividades en la campaña”, señaló Sanders. “El verdadero escándalo de colusión, como nos hemos cansado de decir, tiene todo que ver con la campaña de Clinton, Fusion, GPS y Rusia, la colusión de la campaña de Clinton con los servicios de inteligencia de Rusia para difundir información falsa sobre el presidente e influir en la elección”, agregó.

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