Ya que ni sus estudiantes pueden copiar sin irritarse los ojos con semejantes índices de contaminación que se cargan, las autoridades en China han puesto las manos en las leyes para intentar revertir la situación.
Este lunes los legisladores en China han aprobado una nueva ley que ya se debería de estar copiando en otras latitudes (cof, México, cof [la tos no es fingida]). De acuerdo con medios locales, se cobrará impuestos a quienes contaminen. Una ley con especial dedicatoria para los dueños de microbuses (si es que por allá existen) y de industrias cuyos gases y residuos contaminantes ya representan un serio problema para los pulmones de los habitantes de la tierra de los pandas.
La medida no es para nada injustificable: además de las imágenes que la semana pasada les presentamos (que fueron sólo una probadita del smog que se andan respirando los chinos), hay que hacer memoria y recordar que Beijing es una de las ciudades que ocupa los primeros lugares en niveles de contaminación a nivel mundial. No por nada encendió la alerta roja el año pasado… así como en pasados días. Así es: a los habitantes de China no les fue suficiente con probar en 2015 las delicias del smog y hace unas semanas tuvieron el honor de decretar la alerta roja ambiental en al menos 50 ciudades al sur y noreste del país.
De acuerdo con la agencia Xinhua, a conocida como Ley de Impuesto Ambiental fue aprobada casi al final de la reunión del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (APN), el máximo órgano legislativo del país.
El cobro de tasas por emisión de agentes contaminantes no es nuevo en China: desde 1979 se aplica, incluso el año pasado se llegó a recaudar 17 mil 300 millones de yuanes (algo así como 2 mil 500 millones de dólares)… pero lo que ahora se plantea es llenar las lagunas jurídicas existentes en la ley, las cuales eran aprovechadas por grandes compañías para salir librados del impuesto.
Pero bueno, todavía tendrán un año para darle en la mother a los pulmones de millones de chinos, ya que la nueva normativa entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2018. Con esta ley Los contaminadores pagarán 1,2 yuanes (0,16 euros) por cada 0,95 kilogramos de dióxido de azufre emitido, y 1,4 yuanes (0,19 euros) por kilo de demanda química de oxígeno -que mide los contaminantes orgánicos del agua-, aunque el dióxido de carbono no está incluido en la lista. También el ruido acústico será penalizado. En este caso también dependerá de a cuántos decibelios escuchen sus cumbias para determinar el monto de la paga.