Por Diego Castañeda

Esta semana la propuesta económica que vamos a evaluar (después de analizar lo referente a la frontera y al presupuesto federal) se refiere al salario mínimo. Alrededor de este tema se han pronunciado los tres principales candidatos y sus equipos. Veremos la calidad de sus argumentos y si estas propuestas son razonables o son, por el contrario, meras ocurrencias.

Antes de entrar a la propuestas es importante darle algo de contexto al asunto. Hoy en día el salario mínimo es algunos centavos arriba de los 88 pesos al día; esto es, 19 por ciento por debajo de la línea de bienestar por persona de acuerdo al CONEVAL, pero quizá lo más escandaloso es que si lo comparamos con el poder de compra del salario mínimo a través del siglo XX, éste ronda los niveles de la década de 1960, tal como en esta investigación de Paul Segal, Ingrid Bleynath y Amilcar Challu donde documentan la evolución histórica de la desigualdad en México.

Si la línea de bienestar son 3160 pesos por persona y el salario mínimo es de 2651 pesos, entonces es fácil comprender que una persona en un trabajo formal que gana el salario mínimo (o incluso un poco más) es pobre. En su índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITDL) el mismo CONEVAL indica que hoy en día, en México, 41 por ciento de las personas que trabajan no logran completar la canasta básica. Para todas estas personas e incluso para los que ganan más del salario mínimo las propuestas sobre el tema son de mucho interés.

Andrés Manuel López Obrador, precandidato de Morena

Andres Manuel Lopez Obrador: AMLO por conducto de su nominada para posible Secretaria del Trabajo, la maestra Luisa Alcalde, ha señalado que su intención es que al finalizar su gobierno en 2024 el salario mínimo se duplicará hasta llegar a cubrir la línea de bienestar, el valor que sugiere CONEVAL.

Que el salario mínimo llegue a un valor de entre 176 y 200 pesos implicaría aumentos anuales de alrededor de 15 por ciento al año. Un valor que se antoja razonable, pues aunque diversos estudios en el mundo han demostrado que el impacto inflacionario del incremento del salario mínimo es muy pequeño, subidas drásticas podrían generar desajustes temporales. Lo que la evidencia reciente sobre el salario mínimo nos dice es que entre mayor sea la brecha entre el salario mínimo y el salario medio en una economía, éste ejerce menos presión sobre la inflación. En el caso de México, el ingreso promedio de cotización del IMSS es de 293 pesos vs un salario mínimo de 88 pesos por lo que existe espacio para que se cierre gradualmente esa brecha. En este sentido, la propuesta está teóricamente bien sustentada, empíricamente bien sustentada y es razonable.

Investigaciones recientes de economistas como Iona Marinescu y Marshall Steinbaum se han encontrado que un factor importante para explicar el estancamiento salarial es la presencia de monopsonios en el mercado laboral, donde pocas empresas controlan la mayor parte del empleo y, por lo tanto, pueden fijar salarios, un caso que en México es muy real sobre todo al interior de la república (un monopsonio es una situación semejante al de un monopolio, pero donde es el comprador el que tiene el poder de mercado). Por este tipo de situaciones es importante que dejemos de pensar en términos de los cursos introductorios de economía que sobre simplifican la realidad del mercado laboral y mejor pensemos en términos más sofisticados y apegados a la realidad.

De acuerdo con las declaraciones de Luisa Alcalde, de forma adicional para fortalecer el mercado laboral y generar dinámicas que permitan mejorar salarios buscarán políticas como el fortalecimiento y democratización de la vida sindical, reconocer de forma plena derechos laborales y hacer uso extensivo de las inspecciones en lugar de trabajo para verificar su cumplimiento. Todas estas sugerencias están sustentadas en lo que la literatura reciente sugiere en específico cuando el mercado laboral se parece a uno con monopsonios.

El candidato López Obrador de forma adicional se ha pronunciado en días recientes sobre la intención de que en la zona fronteriza se tienda hacia la homologación de los salarios con Estados Unidos. Si bien la productividad laboral de las manufacturas si ha crecido y merecería un salario mucho mayor a los 2 dólares por hora que hoy en promedio se pagan no está claro que sea tan alta como para soportar el mismo nivel salarial. La homologación salarial probablemente se podría lograr si existiera un libre flujo de personas para construir un mercado laboral integrado entre la región, no obstante, el dicho del candidato no ocurrió con mayores detalles por lo que no es posible comentar mucho más.

Calificación: 100, es una propuesta con sustento teórico y empírico que responde a un serio problema de pobreza y desigualdad en el país. Acompañarla con propuestas de fortalecimiento del mercado laboral le añade puntos extra. Hacen falta detalles sobre cómo se podría generar una dinámica que tienda a homologar salarios pero si nos limitamos estrictamente al tema del salario mínimo lo que se propone tiene sentido.

El candidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya

Ricardo Anaya: El candidato propuso que al iniciar su gobierno incrementará el salario mínimo de 88 a 100 pesos y que en 2022 lo igualará con la línea de bienestar determinada por CONEVAL, poco más que duplicándolo para ese año.

En esencia la propuesta parte de las mismas premisas que la anterior y tiene la misma justificación teórica y empírica; no obstante, tiene una pequeña diferencia: si bien al inicio un incremento de 88 a 100 pesos es un incremento del 13 por ciento, no tenemos claridad si continuaría creciendo a ese ritmo hasta llegar a 2022 cuando sería más del doble o si este incremento ocurrirá de un solo golpe en ese año. Si fuera el primer caso, entonces el análisis es idéntico al expresado en el caso de AMLO y la propuesta es correcta teórica y empíricamente.

Si fuera el segundo caso y el aumento fuera de un solo golpe, entonces existen posibles críticas: por ejemplo, si un incremento de entre 80 y 100 pesos en un solo momento podría tener un impacto más grande en inflación que si éste se va incrementando de forma gradual. No obstante, esta opción parece poco probable y más bien los incrementos graduales parecen ser el camino que también se tomaría en esta coalición si llegara a ser gobierno.

La parte donde la propuesta parece incompleta es que los problemas del mercado laboral y de la pérdida de poder adquisitivo del salario requieren medidas adicionales si se espera una mejora sostenida y constante en el mercado laboral, sólo aumentarlo no lo asegura. La propuesta del candidato Anaya se vería beneficiada de propuestas complementarias sobre cómo hacer funcionar mejor el mercado laboral.

Calificación: 100, la propuesta es viable, es teórica y empíricamente consistente, deja qué desear al no abordar a mayor profundidad sobre la problemática del mercado laboral.

José Antonio Meade, precandidato del PRI a la presidencia

José Antonio Meade: Meade por conducto de su asesor económico, el doctor Luis Madrazo, señaló que la propuesta de incrementos al salario mínimo de AMLO y de Anaya eran ocurrencias y que dicha variable debía tener incrementos sostenibles ligados a la productividad.

El Dr. Madrazo en sus comentarios hace alusión a que en microeconomía uno de los postulados básicos es que el pago a factores (en este caso el pago al factor trabajo) es igual a su productividad marginal; por lo tanto, sólo si la productividad incrementa el salario puede aumentar. Este análisis si bien es analíticamente correcto en términos de nuestros libros de microeconomía introductorios, es un tanto simplista.

Por ejemplo, en los casos de la existencia de monopsonios o cuasi monopsonios en el mercado laboral no siempre se cumple que las ganancias de productividad se traducen en ganancias salariales ya que el trabajador tiene poco poder de negociación. Un caso que lo muestra en México es el sector automotriz donde, a pesar de que las plantas y los trabajadores del sector son tan productivas como sus contrapartes de Estados Unidos o de Alemania, el salario por hora es apenas una décima parte: las diferencias de productividad no explican esa diferencia, existen otras cosas en operación.

Además, existen teorías económicas (como la teoría de los salarios de eficiencia) que gozan de cierta validez empírica que muestran que mayores salarios pueden conducir a mayor productividad haciendo que la causalidad entre las dos no siempre esté clara.

Es importante destacar que mientras exista una brecha tan grande entre los salarios medios y el salario mínimo existe un margen para su incremento, cuando esa brecha se cierra lo suficiente los aumentos basados en la productividad son deseables para no generar presiones inflacionarias, México está lejos de cerrar esa brecha hoy.

Calificación: 50, si bien lo que se dijo es teóricamente defendible, la evidencia empírica no necesariamente la sustenta, en específico en el caso de México. Es preocupante que se argumente en contra del salario mínimo con argumentos de lo que se suele llamar “econ 101” y que no se busque una explicación más sofisticada y actualizada, sobre todo cuando existe mucha literatura reciente que trata el tema para diferentes países en el mundo.

Conclusión

En esta evaluación sobre los salarios AMLO y Anaya en esencia proponen lo mismo, una propuesta sensata y que atiende un problema real del mercado laboral en México, aunque él primero lo quiere hacer con  más herramientas. Meade, por su lado, tiene una postura muy conservadora que, si bien es defendible, no responde a la realidad del país hoy en día. Si queremos crecer más, disminuir pobreza y desigualdad es necesario un mercado interno más dinámico y para eso se necesita un mejor mercado laboral.

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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