La construcción de Dragon Mart es casi un hecho. Al menos ya cuenta con la licencia de construcción otorgada por la Sala Constitucional y Administrativa (SCA) del Tribunal Superior de Justicia (TYSJ), esto, a poco menos de un mes de que finalice la administración perredista en Benito Juárez (Cancún).
Parece que la construcción del Dragon Mart, ocurrirá pese a que la Secretaría Municipal de Ecología y Desarrollo Urbano se había mostrado en contra de otorgar licencia; además de contar con la negativa de organizaciones ambientalistas, universidades y colegios de profesionistas.
Pero los promotores de Dragon Mart no se quedaron con las ganas y como último recurso acudieron a la SCA, argumentando que el ayuntamiento excedió los plazos determinados para ofrecerles una respuesta su solicitud. Y bueno, se les hizo. Así lo dio a conocer el propio ayuntamiento mediante un comunicado:
“La Sala Constitucional y Administrativa determinó declarar la configuración de la resolución afirmativa ficta, al estimar que la resolución expresa dictada por el secretario municipal de Ecología y Desarrollo Urbano no fue legalmente notificada dentro del plazo previsto en la reglamentación municipal aplicable (…)“En dicha sentencia, la Sala resolvió declarar la configuración de la resolución afirmativa ficta y, en consecuencia, condenó a la autoridad de Desarrollo Urbano municipal a resolver en sentido afirmativo la solicitud de licencia de construcción del proyecto denominado Construcción y operación del centro comercial Dragon Mart Cancún y obras asociadas”.
Aunque el proyecto cuenta con la venia del Instituto de Impacto y Riesgo Ambiental (Inira) de la Secretaría estatal de Medio Ambiente (Sema), organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, habían promovido recursos para que el tema pasara a manos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales ya que, consideran, el asunto no es de competencia estatal.
Dragon Mart Cancún es un proyecto comercial turístico cuyo objetivo es desarrollar un centro de exhibición de mercancías de comercio exterior. La razón para ubicarlo en Cancún es dada la relevancia de este lugar como punto de conexión aérea entre México y el resto del continente americano, tanto hacia el norte como al sur y hacia el Caribe.
Organizaciones de nuestro país se muestran en contra de este proyecto de inversión china porque, argumentan, traerá consecuencias no sólo de impacto ambiental sino también económico, ya que se plantea que laboren más de 10 mil trabajadores de origen chino, por lo que la mano de obra mexicana se vería reemplazada. Significará no sólo una alteración del frágil ecosistema local, sino una competencia desleal para los productos mexicanos.
“El proyecto también contempla la urbanización y edificación de por lo menos 722 viviendas que albergarían, en una primera etapa, a 5,000 trabajadores de nacionalidad china que trabajarían en dichas instalaciones”, expuso en su momento el diputado perredista Trinidad Morales Vargas.
Por cierto, aún no contaban con los permisos correspondientes y la construcción del complejo chino ya había “tumbado” 87 hectáreas de selva… así que prepárense.