Para nadie es un secreto que el problema de la basura está más que grueso en la Ciudad de México, diariamente generamos 12,843 toneladas de residuos. Por ello, es necesario ver que no todo lo desechemos vaya a parar a los tiraderos a cielo abierto (los cuales ya lucen atascadísimos). Alguna utilidad debe tener algo de lo que para nosotros es inservible. Por esta razón, el próximo 8 de julio entrará en vigor la nueva norma ambiental NADF-024, de la cual te ofrecemos algunos puntos que consideramos debes conocer.
¿Por qué separar?
Después del Estado de México, la CDMX es -a nivel nacional- la entidad que más residuos sólidos genera. Sin embargo, la mayoría de estos son reutilizables o reciclables y, como primer paso para sacarles provecho, es necesario separarlos. ¿Qué no ya se hace? Sí, pero la nueva norma optimiza más aún el buen aprovechamiento de los desechos.
¿Cómo separar?
Hasta ahora, separábamos en orgánico e inorgánico. La nueva norma indica que los inorgánicos se dividirán de forma más específica (reciclables y no reciclables) y se añadirá una categoría más: de manejo especial y voluminoso.
Entonces queda de la siguiente manera:
- Orgánicos
- Inorgánicos reciclables
- Inorgánicos no reciclables
- De manejo especial y voluminosos
¿Cuál es cuál?
Orgánicos: “Son todos aquellos residuos de origen natural que pueden “echarse a perder”. Algunos ejemplos son: cáscaras de fruta o verdura, restos de comida, cascarones de huevo, pan, tortillas, filtros para café, bolsitas de té, heces de animales, lácteos (sin recipiente), huesos, semillas, flores, pasto y hojarasca”.
Inorgánicos reciclables o valorizables: Como su nombre lo indica, son desechos a los que nomás les hace falta una limpiadita para transformarlos su reutilización o para convertirlos en nuevos productos. Son
Papel y cartón
Metales
Plásticos
Vidrios
Inorgánicos no reciclables. No a todo se le puede sacar provecho y, por la utilización que ya se le dio a estos, verán que no es manchado mandarlos directo a los rellenos sanitarios y a tiraderos a cielo abierto. Se trata de residuos sanitarios, preservativos, toallas sanitarias, chicles, pañales, curitas, hisopos, colillas de cigarro, etcétera.
De manejo especial y voluminoso. Son los desechos que, por su tamaño y/o componentes, necesitan manejo especial. Así que, si no quieren dárselos a la niña del legendario y molesto pregón (“se compran colchones, tambores, refrigeradores…”), ahora pueden entregarlos al camión recolector (lo cual ya hacían), pero ahora por separado.
Dentro de esta categoría también entran las pilas. De ninguna manera pueden mezclarse con el resto de los residuos que generamos, debido a que sus componentes (plomo, mercurio, cadmio y zinc) son causantes de graves daños a la salud y, por ello, debe evitarse que lleguen al relleno sanitario.
Ya los separé, ¿y ahora?
Hay dos opciones: tirarlos directamente en los depósitos (verde/orgánicos; gris/inorgánicos reciclables; naranja/inorgánicos no reciclables; café/ manejo especial) o el tradicional camión recolector que pasa diariamente y cuyo calendario queda de la siguiente manera:
Los residuos de manejo especial también pueden llevarse directamente a depósitos que están en diferentes puntos de la ciudad. Puedes consultar el directorio aquí.
¿Y los aceites, el cascajo, focos llantas, baterías… y todos los artículos que creo que no entran en ninguna de las categorías descritas?
Todo eso tiene una forma de tratarse y, por ello, es necesario que lo lleves al lugar indicado para hacerlo. En el siguiente link se detalla a dónde puedes llevar esos residuos.
¿Y en qué me beneficia?
Además de facilitarle la chamba a los encargados de la recolección de la basura, la nueva separación de residuos trae una serie de ventajas, no sólo para maximizar el reciclaje, sino para el medio ambiente (que buena falta hace).
Además, disminuye el volumen de los residuos, limita la degradación de los recursos naturales, fomenta la creación de mercados de materiales reciclables y centros de acopio, fomenta la producción de compostas que irán a dar a parques y jardines de la CDMX y dignifica el trabajo y reduce riesgos en la salud del personal de las plantas de selección.
