De las preguntas domingueras que a veces nos hacemos, nos llega la respuesta con la ayuda de este científico elemental, quien fastidiado del experimento harto conocido de meter unos cuantos mentos en la boca y darse un de refresco, llevó el ejercicio a dimensiones más interesantes.

Así es como ataviado con un traje compuesto por varias de las efervescentes pastillas se colocó encima de una pequeña piscina repleta con bebida gaseosa y –para darle más emoción al asunto- dejó que una buena pitcheada decidiera el momento en que caería para comenzar con la burbujeante reacción.

El resultado es el esperado y quizá hasta con lamentos incluidos… eso nunca lo sabremos, ya que por desgracia sólo vemos cuando cae, mas no cuando sale… tal vez nunca lo hizo…

*Vía Geekologie

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