Si Chávez llegara a cumplir con su nuevo mandato, estará en el poder 20 años, pero ¿qué pasa si el comandante muere hoy?

Definitivamente la muerte de un líder como Chávez tiene consecuencias complicadas en la vida política de un país. Y sin hacer juicios políticos (como si Chávez nunca entendió el socialismo y terminó por endeudar a Venezuela, si nacionalizó su producción petrolera pero ahora produce menos que nunca o si su pueblo lo apoya mayoritariamente) es cierto que la muerte de Chávez significa un reacomodo de la situación venezolana tal, que muchos ven en ello la oportunidad para impulsar cambios políticos diferentes a los del ala chavista porque, claro, la situación actual de Venezuela sólo pude sostenerse con el comandante a la cabeza.

Mientras Chávez convalece y ante el secretismo del gabinete venezolano, los medios de comunicación se han aventurado a lanzar teorías sobre su estado actual de salud. El diario ABC publicó hoy, por ejemplo, que Chávez había sido inducido a un coma ante su muerte inminente.

¿Pero qué pasa si Chávez muere en los próximos días?

  • En primer lugar, Chávez debería tomar protesta del cargo por el que fue reelecto en las pasadas elecciones. Esto debería ocurrir el 30 de enero, pero si el presidente muere antes de tomar posesión, el  Consejo Nacional Electoral (CNE) convoca a una nueva elección dentro de los siguientes 30 días. En lo que se realiza esta elección, el presidente de la Asamblea Nacional quedaría a cargo del país.
  • Si Hugo Chávez, logra tomar posesión, pero muere dentro de los primeros cuatro años de su nuevo mandato, se debe realizar una nueva elección dentro de los siguientes 30 días. Mientras tanto, el Vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro estaría a cargo del ejecutivo.
  • Si Hugo Chávez muere en los últimos dos años de su mandato no se convocaría a elecciones y  el vicepresidente tomaría las riendas del poder hasta que el periodo de seis años culmine.

Si Chávez muere, los simpatizantes (ciudadanos y políticos) se enfrentarán a un gran problema: Chávez es un caudillo (en el sentido mediático de la palabra), un dictador, sus simpatizantes adoran la figura y si desaparece, el golpe moral será gigantesco y habría que convencerlos de que Nicolás Maduro (un líder mucho menos carismático y más moderado) tiene todo lo necesario para suplir esa figura. Chávez mismo ya intentó convencer a los venezolanos de que, ante cualquier situación, voten por Nicolás Maduro, hablando por primera vez de sucesión.

Es cierto que la figura de Chávez se convertirá en una de culto pero mientras tanto, los chavistas tendrán que enfrentar, en el plano político, a una oposición que ya se prepara también para luchar por la silla vacía, así como a los enemigos que Chávez tiene en muchos presidentes del globo.

Mientras tanto, en la oposición ya se respira el nerviosismo que antecede a los grandes eventos; Ramón Guillermo, coordinador de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), ha declarado que “Pretender hacerle creer a la gente que el presidente está en ejercicio de sus funciones actualmente es una irresponsabilidad descomunal”. Y ha exhortado al vicepresidente a decir la verdad sobre el estado actual de salud del líder venezolano.

La oposición tiene en Henrique Capriles a su carta más fuerte. Capriles ya contendió con Chávez en las pasadas elecciones y los antichavistas se han encargado de mantenerlo fuerte y visible: hace unos meses ganó la gubernatura de Miranda, segundo estado más poblado de la nación y bastión estratégico en la política venezolana.

La oposición debe ser muy inteligente si se quiere adjudicar la silla porque si el ejecutivo y el judicial le pertenecen a Chávez de facto, si de verdad no hay garantías jurídicas para que la democracia aparezca, entonces la oposición va a tener que hacer algo más que contender por las elecciones.

Los líderes de estado ya se pronuncian y ya comienzan también a matar a Chávez en sus discursos: Estados Unidos, a través de su portavoz de Departamento de Estado, anunció que Venezuela debe tener una “transición consistente con la Constitución” y si bien esto es deseado por todos, no deja de hacer ruido la palabra “transición”; en política ninguna palabra es gratuita.

La pérdida de Chávez no sólo afecta a la política interna. De Venezuela  (de sus envidiables depósitos de petróleo y sus transferencias) dependen Cuba y Nicaragua. Qué hará en Ecuador el presidente Correa que cuando dice ser el nuevo líder de la izquierda latinoamericana, Chávez lo respalda, como respalda los arrebatos nacionalistas de Kirchner y todo lo que Evo Morales dice.

La muerte de Chávez generará movimiento, se abrirán y cerrarán puertas y la política en Latinoamérica tendrá que sentarse a pensar su vida sin Chávez, abandonar chismes y odios y analizar profundamente lo que su régimen significó.

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