Quizá no ubiques a Guadalupe Nettel, una de las escritoras mexicanas más importantes de la actualidad, a la que pensamos, vale la pena que leas.

Para ayudarte a conocerla mejor, Elvira Liceaga nos da cinco razones por las cuales el próximo libro que compres tiene que ser Después del invierno (Anagrama, 2014) de Guadalupe Nettel:

1. 

Porque Guadalupe Nettel no sólo es una de las mejores escritoras mexicanas, es también especialista en la escritura de lo perverso, desde el asco de los insectos hasta las discapacidades físicas o la locura invisible.

Además, en este libro, escenarios como los cementerios parisinos u hospitales son algunas condiciones oscuras donde acontecen el sufrimiento y la fantasía.

Como dice Caetano Veloso: “de cerca nadie es normal”. Todos creemos que los demás sí son normales y tratamos de aparentar cierta normalidad para parecernos al resto de la manada. Pero cada quien tiene sus propias manías, obsesiones, etc. A diferencia de otros libros en los que estaba buscando grandes anomalías como los ciegos o el que olfatea escusados. Aquí, como Perec en Lo infraordinario, a quien de hecho cito, traté de buscar toda la extrañeza de la vida cotidiana en apariencia nimia.

Lo que me inspira es hablar de aquello que la gente no quiere ver. Es una especie de provocación. Hay a quienes les gusta escribir de sexo trash, a mí me gusta escribir del dolor, fobias, manías; por eso en El huésped el epígrafe dice: “Hay que poner a la luz el ojo que somos”. Hablemos de lo que no se suele hablar.

2. 

Porque Después del invierno es la novela que ganó el Premio Herralde número 32, la edición con más aspirantes de la historia del galardón.

La novela cuenta la historia de Claudio, cubano residente de Manhattan y Cecilia, oaxaqueña recién llegada a París. Dos personalidades extravagantes, en una estructura particularmente tensa, aparentemente paralela, trastocada por el cruce de estos dos neuróticos que necesitan amar.

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3.

Porque si no se han enamorado de alguien a distancia o si no saben lo que es idealizar a alguien que, probablemente, después romperá su corazón, es necesario que por lo menos atraviesen ese rito de manera literaria.

Si lo han experimentado, entonces se identificarán en el encuentro de estos personajes que representan dos formas de la soledad.

En ciudades grandes como París, en las que por más que habiten millones de habitantes la gente está tan sola, tan sola que convierte a otra persona, casi a propósito, en lo que más les gustaría encontrar. Alguien a distancia es sobre todo imaginario. Poco a poco empiezas a otorgarle una dimensión fantástica con la que te relacionas con todo, finalmente.

Estos dos personajes proyectan todo acerca del otro. Él se imagina que ella es la mujer ideal que siempre ha soñado y en realidad no la conoce prácticamente nada. La interacción entre los personajes era una bomba de tiempo, son muy histéricos y no están acostumbrados al vínculo con el otro. También el vecino de Cecilia, que es muy inasible, alguien que no está verdaderamente.

4.

Porque es una novela escrita durante más de diez años y registra la evolución de sus personajes: desde la juventud y las grandes expectativas hasta cierta madurez en la que es necesaria la descomposición de los sueños para apreciar el presente.

Digamos que la tesis del libro es que cuando tienes experiencias de muchísimo dolor tienes la oportunidad de vincularte con otras personas, porque no te queda más remedio que aceptar la ayuda de los demás. Ahí sí que aprecias lo que es un verdadero vínculo. También, (a veces pienso en todos los años en que filmaron Boyhood), hay una transición muy tenue en los personajes de la novela. Como cuando la tarde se va volviendo noche. Se pasa de creer que uno va a cambiar el orden de las cosas, revolucionar de alguna manera, pero a base de golpes contra la realidad los sueños van bajando. Es feo, es triste, pero nos hacemos más humildes. No sabes cómo sucede, más bien te das cuenta de que ya sucedió.

Ribeyro dice que estamos condenados a recibir sólo migajas de felicidad. Es muy pesimista, pero cuando te das cuenta de que eres imperfecto y el mundo es imperfecto, te das cuenta de que las migajas son mi herencia de felicidad y las disfrutas.

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5.

Porque todos tenemos el derecho a estar tristes y la melancolía en esta historia a dos voces es como el río tranquilo sobre el que navegan sus cotidianidades.

Cuando yo estaba en el hospital que narro en la novela, cayó en mis manos un libro que describía la atmósfera en un hospital, la muerte, la enfermedad, la experiencia de quien acompaña a otro, que no está sufriendo físicamente pero que está viendo todo ese dolor. Y fue como una especie de bálsamo. Fue una de esas veces en las que te cae el libro que necesitas leer. Agradecí mucho ese libro porque yo pasaba exactamente por eso. Así me pude sentir acompañada. Nadie más lo entendía. Y me gusta la idea de contribuir a esa cadena de escritos. Ojalá que este libro pueda servir de la misma manera. Eso es parte de los incentivos que tengo para escribir, que de pronto alguien te diga que leerlo fue una compañía. Eso es lo que más aprecio de la literatura: la intimidad entre un libro, sus personajes y quien lo está leyendo en ese momento.

Por Elvira Liceaga (@Shubidubi)

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