Después de perder su registro como partidos políticos nacionales, tanto el PES como Nueva Alianza están viendo color de hormiga la situación. Ahorita que están en proceso de “fiscalización” —o sea, cuentas claras—, se dieron cuenta que tienen millonarios adeudos y multas. Entonces, posiblemente tengan que organizar una venta de liquidación para cumplir con sus obligaciones.

De acuerdo a un reportaje publicado por Carina García en El Universal, los muchachones del Partido Encuentro Social (PES) andan chambeando en números rojos.

Por ejemplo, de manera preliminar, el partido morado tiene “compromisos” de más de 117 millones de pesos y otros adeudos fiscales que podrían alcanzar los 72 millones. Además, hay que sumarle —cuando menos— sus 45 millones de multas por irregularidades en las campañas electorales. Ouch. 

El partido le debe al SAT cerca de 15 millones de pesos y todavía falta que les sumen los impuestos de este último año.

Para salir del paso, cubrir sus obligaciones y pagar la nómina de 4.2 millones de pesos al mes, el PES tendrá que vender hasta las pantallas. Esto, porque no ha reportado tener vehículos ni edificios propios. 

Eso sí, sin coches pero tienen un sillón ergonómico de 94 mil pesos y otro más de 103 mil pesos. A eso, súmenle solo una —eso declararon— pantalla de 75 pulgadas. De acuerdo a El Universal, todo esto tendrá que salir en la venta de liquidación.

El caso de Nueva Alianza no es mucho mejor.

Los libros de los turquesas traen una multa de 29 millones de pesos por andar haciendo cosas en campaña que no debían. Según esto, ellos no tienen “pendientes” fiscales. 

A Nueva Alianza tampoco le van a poder “quitar” los edificios, pues operan en cuatro inmuebles rentados en la CDMX. Eso sí, sin oficinas propias pero les alcanzó para armar una flotilla de 36 coches, cinco cuatrimotos —no pregunten— y 15 motos Italika. 

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—Una de esas es La Cuadricombi de 480 mil pesos—

Ahora que ya es oficial que tanto el PES como Nueva Alianza le dijeron adiós a su regi$tro , la legislación es lentita para desaparecerlos por completo. Además, tienen que auditarles todos los gastos y la cosa es muy “organizada”:

Lo primero lo primero es que paguen las nóminas, después tienen que cubrir las demandas. Después, tienen que pagar al SAT y las obligaciones fiscales pendientes —no le pierden— y al final cubren los otros compromisos con proveedores. El dinero saldrá de cuentas bancarias, de los millones recibidos por el 2018 y —como no les va a alcanzar— se tiene que rematar equipo, mobiliario y automóviles.

*Con información de El Universal // Carina García

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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