El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, ha presentado su renuncia la madrugada de este jueves, después de que el Congreso de dicho país decidiera quitarle el fuero y se girara una orden de aprehensión en su contra por delitos de corrupción.
Esto ocurre diez dias después del arresto de Roxana Baldetti, exvicepresidenta de dicho país al descubrirse una red de defraudación en las aduanas guatemaltecas.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado de Guatemala, dicha red de defraudación aduanera era liderada ni más ni menos que por el propio mandatario Perez Molina, por lo que se decidió emitir una orden de arresto por asociación ilícita, soborno y fraude aduanero.
Según la investigación, Pérez Molina y un grupo de colaboradores cercanos recibieron sobornos a cambio de condonar impuestos a empresas que deseaban importar productos en Guatemala, una red de defraudación aduanera que fue bautizada como La Línea.
Ante esta situación, Otto Perez Molina decidió presentar su renuncia con el fin de “mantener la institucionalidad del Ejecutivo”, convirtiéndose en el primer presidente desaforado en la historia de Guatemala, donde hay que decirlo, la presión social ejercida por sus ciudadanos en las calles, también tuvo mucho que ver.
Así pues, Guatemala pone el ejemplo y parece convertirse en uno de los primeros países latinoamericanos en levantar la mano al momento de tratar poner un alto definitivo a los temas de corrupción.