Es difícil describir algo que se ha vendido como una película sin serlo del todo. Tampoco se puede decir que, Through The Never la esperadísima película 3D de Metallica, sea simplemente otro concierto grabado para que los fans lo sumen a su colección. La palabra más adecuada para definir lo que pasa frente a nosotros en la pantalla es que se trata de un híbrido.

Through The Never es un esfuerzo de dos años. Creada y producida por la banda junto al director Nimrod Antal (quien cuenta en su curriculum con películas como Kontroll y Predators) que hace un estupendo trabajo tanto en lo visual como en lo conceptual.

Muchos se preguntan si los propios integrantes de Metallica salen actuando, pensando en que Through The Never podría ser otra de esas películas en las que los músicos se sienten actores (aunque cuando ofrecen un concierto, ciertamente están actuando). No esperen ver algo como A Hard Day’s Night de los Beatles o la horripilante KISS Meets the Phantom of the Park. Si se tuviera que hacer un punto de referencia, lo más cercano podría ser The Song Remains the Same de Led Zeppelin, aunque esta última se centra más en el documental pese a los pasajes “artísticos” creados por los miembros de la banda. Lo más sencillo sería describir lo que no es. No es película en todo el rigor cinematográfico, no es un simple concierto, no es un enorme video de una hora y fracción, no es un documental y no es una road-movie.

A pesar de que el filme cuenta con un actor, el joven Dane DeeHan, su actuación consiste más en la sola presencia de este jovencito más que en diálogos elaborados e inteligentes (los cuales son casi inexistentes en la película).

¿Entonces de qué se trata Through The Never? En resumidas cuentas es la historia de un roadie llamado Trip que trabaja para Metallica y tiene una misión. Así que a lo largo de la película lo vemos tratar de completar el trabajo que se le ha asignado. Claro, esta premisa podría parecer ridículamente simple, pero no se trata aventuras adolescentes rocanroleras del tipo Detroit Rock City. Una vez que se le asigna la labor a Trip, es donde el asunto se pone interesante.

Así pues, luego de una estupenda introducción donde hace acto de presencia la banda y conocemos al protagonista de la historia, pasamos a las escenas de Metallica en concierto que con todo poder atacan en escenario a pesar del paso de los años. El escenario es el mismo que trajeron a México y exhibieron durante ocho conciertos. El suelo-pantalla sobre el que circulan imágenes, además de diferentes artefactos alrededor de ellos como ataúdes, cruces, fuego, grúas de luces y por supuesto Doris, la famosa estatua de la Justicia del álbum …And Justice For All.

Si fueron testigos de esos shows, quizás no pudieron apreciar la totalidad de la escenografía desde el lugar en que estaban. Siempre se perdía algo desde cualquier ángulo. Cuando uno ve Through The Never entiende el por qué. Esos shows (que en México fueron ensayos de filmación) fueron pensados para ser plasmados en la pantalla. Aún más, para ser proyectados en 3D. Así que los habituales lentes de doble color tienen la función de adentrarnos literalmente al mundo de Metallica en el escenario.

No era una exageración cuando promocionaban la película diciendo que se trataba de “Metallica como nunca antes lo has visto”. La frase es completamente apegada a la verdad. Imagínense de repente estar colocados con un acercamiento de proporciones macroscópicas sobre el escenario de Metallica. Uno literalmente está ahí, al lado de James Hetfield, se puede ver a detalle el impresionante poder de su mano derecha, cómo toma la plumilla con dos dedos, cómo las cuerdas de su guitarra son abatidas con cada golpe de plumilla y se sacuden como si fueran ligas. Desde el ángulo de Hetfield de repente giramos y a la derecha está Robert Trujillo, con toda su inmensa humanidad, viendo directamente a Hetfield a los ojos, mientras imprime las notas graves con su bajo. Se siente la comunicación entre ambos músicos, pero de repente nos damos cuenta que no es con Hetfield ¡sino con nosotros! Nos hemos convertido en otro miembro de la banda. Nuestro panorama gira y ya estamos enfrente de Lars Ulrich, de quien debe decirse a su favor que (al menos en la película) suena y toca mejor de lo que se le ha visto en los últimos años. Podemos ver pequeñas partículas de astillas que se desprenden de sus baquetas y los platillos casi rozan nuestra cara, los escuchamos cimbrarse con su sonido natural. Con unos cuantos pasos ya estamos frente a Kirk Hammett compartiendo riffs. Casi podemos tocar la mano vendada de Kirk que profiere notas en su guitarra decorada con Boris Karloff en la película The Mummy. Igualmente las tomas del público son milimétricamente precisas. Podemos ver prácticamente a cada uno de los fans que vitorean a la banda (la película fue filmada en Vancouver, Canadá), su cara de felicidad, algunas poquísimas matas que vuelan o en alguna esquina de la pantalla a un par de chicas rubias que saltan y contonean sus carnes turgentes enfrente de James.

Todo lo que recuerdan de esos ocho shows del llamado “Arsenal Completo”, los Tesla Coils durante “Ride the Lightning”, la destrucción de Doris, los problemas con el audio, el accidente terrible mientras tocan “Enter Sandman”, las cruces de luz que emergen del escenario durante “Master of Puppets” y las estupendas imágenes en pantalla tanto en el escenario como en las demás ubicadas sobre el mismo, todo ello está aquí pero con una resolución y nitidez nunca antes vistas en concierto filmado.

Sin embargo en algunos momentos las canciones se ven interrumpidas por la historia de Trip, quien recordemos, tiene una misión. El joven roadie deambula por los pasillos del lugar donde está teniendo lugar el concierto y emprende camino por las calles de una ciudad indefinida, hasta que en su trayecto comienza a darse cuenta que algo sucede. La primera señal de que algo no está bien es la calle desierta pero esto se apuntala cuando aparece un caballo sin jinete, mismo que arrastra algo que pareciera ser un cuerpo inerte. Trip continúa con su rumbo establecido, a pie, pero a cada paso que da las cosas comienzan a ponerse más extrañas. Hay una sensación enrarecida en el ambiente, incluso con la ayuda del 3-D casi podemos sentir su temor, su aliento cálido se torna helado con el frío callejero. Lo que continúa de aquí en adelante no se los podemos describir porque el factor sorpresa es un elemento fundamental para ver Through The Never.

Por supuesto estos cambios de concierto a escena nos son gratuitos, tienen una razón de ser. Las escenas están íntimamente ligadas con la canción que las precede y que además suenan a lo largo de estos momentos. Las transiciones están logradas de tal forma que no hay sobresaltos cuando se pasa del concierto a la historia, todo fluye con perfecta cohesión.

Quisiéramos abundar más en detalles pero lo demás son cuestiones que se tienen que ver directamente en el cine. Sólo aclararemos lo que la mayoría de los curiosos preguntan con más frecuencia sobre Through the Never:

¿Es una película sólo para fans de Metallica? Sí y no.

Sí porque evidentemente de lo que se trata es de ver a la banda en la pantalla grande, toda la promoción está basada en su nombre (y el de una de sus canciones, misma que irónicamente no aparece en la película) así como la propia película en su concierto-canciones. Lo que más van a disfrutar los fans, son esos pequeños detalles que si son observadores verán en cada escena que va sucediendo. Hay pequeñas pistas y referencias a la historia de la banda que los fans más clavados de Metallica entenderán a la perfección. Claro, la emoción es tal que evidentemente muchos cantarán, gritarán y moverán la mata como si estuvieran realmente en el show.

No porque a pesar de que está basada en el concierto de una banda y una historia circundante, la película parece estar diseñada justamente para capturar a nuevos adeptos a la vez que ofrece a los de la vieja guardia un nuevo panorama. Luego de 30 años de carrera, los fans que crecieron con ellos durante los 80 y 90, están más que cautivos en su influjo. Son quienes nunca han visto a la banda en vivo o ignoran cualquier cosa sobre ellos los que pudieran quedar más cautivados con Through the Never y convertirse en nuevos fans al servicio de las huestes de Metallica.

Aunque seguramente habrá una edición en DVD/Blu Ray, no podemos imaginar este filme en otro formato que no sea en pantalla de cine 3D (o IMAX) por lo que les reiteramos que la vean en las salas para apreciar a plenitud las grandes escenas y disfrutar las canciones que tiene que ofrecerles la nueva aventura de Metallica, de quienes debe decirse, se volvieron a salir con la suya.

PD. Lo único malo de la película son los close ups a la enorme y brillante calva de Lars Ulrich, medio saca de onda pero se olvida pronto.

Por @ivannieblas

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