Como ya estarás enterado, Rusia y Ucrania han protagonizado uno de los conflictos más delicados de la década. El día de hoy, ese problema ha alcanzado nuevas dimensiones, luego de que Rusia decidiera cortar el suministro de gas a Ucrania. ¿Y qué diablos tiene que ver eso con el mundo entero? Bueno, aquí te lo explicamos:

Ok, el conflicto en Ucrania tiene que ver básicamente con toda la economía global, así que es un buen punto de partida para que armes en tu cabeza un mapa más o menos claro de lo que está pasando en este ridículo circo al que llamamos Tierra.

Pues bien, resulta que los protagonistas de toda esta historia son… adivinaste, los hidrocarburos, ¿te suena familiar? En el viejo mundo, Rusia es el verdadero monstruo del petróleo y el gas, lo que es de comprenderse si buscas a ese país en un mapa y comparas su tamaño con… bueno, básicamente cualquier cosa. Sin embargo, el hecho de que Rusia sea el rey ahora no garantiza que lo será por siempre: Medio Oriente, en el lado del petróleo, y China, en el del gas, amenazan constantemente con vender hidrocarburos más baratos y de mejor calidad. Y no, Putin no puede permitirlo.

Por este motivo, hay dos cosas indispensables para Rusia: 1) conseguir aliados en esas regiones, para que no se conviertan ni trabajen para la competencia y 2) lograr abaratar sus propios productos lo más posible, para que tengan precios competitivos pero convenientes.

Resulta que un tercio del gas que la Unión Europea consume viene de Rusia, y bastante más proviene de aliados de Rusia. La mitad de ese gas pasa por Ucrania. Rusia debía pagar la transportación de su producto a través de Ucrania para que llegara a la Unión Europea. Por ese motivo, Putin decidió invadir y quedarse con Crimea, una región ucraniana con puertos estratégicos y tuberías importantes de transportación.

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¿Ves esa cosa en el mar debajo de Ucrania? Bueno, esa es la península de Crimea.

Después de aquella anexión, Rusia debió “pagar” bastante, tanto a nivel económico como diplomático. Como el Este de Ucrania depende de la industria rusa, un montón de pueblos declararon su independencia y el deseo de unirse a ese país. Putin no desea quedarse con todo el país, al menos no bajo el alto precio que representa invadirlo y administrarlo, sin contar con el fuerte castigo que la Unión Europea podría imponerle: no comprar sus productos, entre ellos, el gas.

Putin parece haber tenido la mejor idea comercial en mucho tiempo. Lee esto y disfruta lentamente, como lo hizo él. Hell yeah:

Aunque Rusia debe pagar el paso de su gas por Ucrania, Ucrania le debe más que eso. El gobierno de Ucrania tiene una deuda enorme con Rusia por gas y petróleo. Los rusos no se la cobraban porque tenían un acuerdo de transportación.

Ahora bien, el gobierno de Ucrania coqueteó hace unos meses con la Unión Europea. Esto no le gustó a Putin por dos motivos fundamentales: 1) su principal mediador comercial ahora estaría aliado con los clientes y no con él (y debe creernos: si eres un vendedor, no quieres que tus clientes se alíen con el vato que les lleva la mercancía) y 2) El Este de Ucrania podría querer ser rusa, pero la capital y el gobierno prefieren la independencia del país. Por ese motivo, Putin pudo invadir tan fácilmente Crimea, pero presionar al otro lado del país exigiría otra estrategia. Y sí, se le ocurrió. No por nada Putin sabe judo y karate… no por nada practica ambas mientras lee a Dostoievski… y no por nada tiene cara de loco mientras hace todo eso: lo hace así por que, bueno, está loco.

La decisión de Putin fue la siguiente: adelantarse al bloqueo europeo e imponerlo él mismo. Rusia advirtió hoy que suspenderá el suministro de gas a Ucrania, y con esto a Europa entera. Y sí: la condición para volver a abastecerlos es que los ucranianos paguen esa deuda que todos creían olvidada (hasta tú, aunque te la acabamos de explicar). La deuda es realmente grande y los ucranianos no saben qué hacer. La Unión Europea está preocupada, pues, aunque Ucrania ha garantizado que cuenta con reservas suficientes para abastecerla durante el verano, no sobrevivirán mucho más que eso.

Así que Putin ha puesto un jaque inesperado, pues obliga a la Unión Europea a tomar una de dos decisiones: o bien, le presta a Ucrania para pagar sus deuda a Rusia, lo que implica que ese país tendrá una deuda tan grande que no podría pertenecer a la Unión ni en mil años (“Tomen eso, malditos ucrrranianos trrraidores, atentamente Putin”), o bien, no presta nada y busca ese gas en otro lado, a un precio mucho más alto, dejando a Ucrania olvidada sin gas ni préstamo. Rusia, por su parte, perderá poco con un bloqueo que sabe que terminará pronto.

¡Pum, eso es un revés que nadie veía venir! Ok, pero ¿por qué Rusia decide no vender nada si lo único que quería era vender gas como maldita desgraciada? Bien, todo depende de un delicado cálculo de beneficio: Rusia controla el mercado de hidrocarburos en Siria y sabe que en Irak, los fundamentalistas sunitas están a punto de tomar el control. Los sunitas prometen hacer de todo, antes que vender barato a los miembros de la Unión Europea. Aunque los fundamentalistas no ganen, Putin sabe que cuenta con un terreno de batalla económico bastante cómodo…

Así, Putin puede garantizar que tiene ganado el round 2 de la guerra por el gas en Ucrania. La Unión Europea y Estados Unidos tiemblan de miedo y están listos para sacar sus carteras y hacer un préstamos que no veían venir, pero los más preocupados son los miles de ucranianos que regresarán a la edad media este verano.

La imagen destacada es sólo una ilustración de lo que Putin están haciendo con la industria energética de Ucrania y la Unión Europa.

Vía: CNN

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