Hace 4 años 72 personas fueron masacradas en Tamaulipas. Nadie sabe nada con exactitud, ni el gobierno de Tamaulipas ni el gobierno Federal, por ello sus familiares piden justicia.

El término masacre es utilizado cuando se asesina a un gran número de personas. La mayoría de las veces las víctimas estaban en desventaja frente a sus asesinos. Las masacres en la historia solamente dejan a la humanidad contrariada pues no saben las causas o los motivos específicos por los que suceden. Las masacres rompen la lógica y nos muestran un lado caótico del ser humano que es inmostrable y que, si se enseñara en las escuelas, harían que los alumnos no soportaran las clases de historia.

Pero las masacres viven sus historias marginalmente y se transforman en un rumor, un ligero eco que resuena a través del tiempo y que maneja números increíbles de personas asesinadas y métodos terribles e inhumanos con los que se las mata.

El 22 de agosto del 2010, encontraron 72 personas ejecutadas supuestamente por Los Zetas, en el ejido de El Huizachal del municipio tamaulipeco de San Fernando.

De los cuerpos encontrados, 58 eran hombres y 14 mujeres. La mayoría eran inmigrantes provenientes de Centro y Sudamérica. Para el 8 de octubre del 2010 se habían reconocido 50 de los 72 cuerpos, 21 hondureños, 14 salvadoreños, 10 guatemaltecos, 1 ecuatoriano y 4 brasileños.

Hubo un solo sobreviviente, a quién los asesinos creyeron muerto, Luis Freddy Lala Pomavilla, ecuatoriano. Él fue quien dio aviso. Luego se supo de la existencia de otro testigo hondureño, y después de uno salvadoreño, aunque dicen las autoridades que no hay evidencia de que haya sido testigo de los hechos.

Según informes de las autoridades federales mexicanas, los migrantes iban en camiones desde Veracruz con la intención de pernoctar en algún poblado tamaulipeco. Antes de llegar al pueblo de San Fernando fueron interceptados por un grupo de sujetos armados quienes los obligaron a brindar «información» sobre parientes en Estados Unidos, así mismo les exigieron dinero a cambio de su libertad.

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Los migrantes se negaron y por esto fueron golpeados.

Según las primeras declaraciones de Lala, el 22 de agosto el grupo fue encerrado en una casa y posteriormente trasladado a otra vivienda donde permanecieron un día. En este lugar fueron amarrados «de cuatro en cuatro, con las manos para atrás» y luego botados boca abajo. Escuchó ruido de disparos, y posteriormente entró otro sujeto que continuó la balacera «matándolos a todos». Terminada la masacre, esperó «dos minutos» y corrió en búsqueda de ayuda que le fue negada en el camino, hasta el día siguiente «como a las siete de la mañana» cuando encontró unos «marinos mexicanos» quienes lo auxiliaron.

Apenas iniciadas las investigaciones fue encontrado el cadáver de uno de los investigadores, fue decapitado. Después la PGR consideró que el delito había sido federal y continuó las investigaciones.

Fueron atrapados varios sospechosos, aunque los números varían. Ante esto, las Naciones Unidas (en específico su relator especial para las Migraciones) pidieron una «explicación clara» de la masacre, así como que México tomara acciones específicas para evitar que este tipo de acciones se repitan.

Después de este caso, hubo otra masacre el año siguiente en la misma comunidad. Se encontraron fosas con decenas de cuerpos de personas muertas.

Cabe recordar que las fosas con decenas de cuerpos son una regularidad en nuestro país. En el caso de San Fernando, uno de los factores que llaman la atención es que los masacrados eran migrantes, personas que están de paso, vulnerables, pues no hay quien les garantice sus derechos (aunque deberíamos hacerlo). Esta es una realidad a la que se enfrentan los migrantes que ingresan a México y la pregunta es ¿de verdad nuestro país ha hecho lo suficiente para evitar que masacres de esta naturaleza se repitan?

Hoy, más de 30 organizaciones que defienden los derechos humanos piden someter a un juicio internacional a los gobiernos de México, Estados Unidos y los de los países de origen de los migrantes. La organización 72 migrantes, creada a raíz de este suceso, busca que esto no quede impune y que no se olvide a sus familiares.

“Los encontraron amarrados, a algunos les dieron el tiro de gracia, el rostro contra la tierra. Al sobreviviente habrá que salvarlo de ahora en adelante. Salvarlo de México, salvarlo de si mismo, salvarlo del disparo que no le dio, salvarlo de nuestro continente”

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@plumasatomicas

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