Día a día, partido a partido, los árbitros no dejan de sorprendernos. En todo el mundo parece haber una infección que hace que los dadores de ley en el terreno de juego son cada vez peores y uno en la League One dejó en claro que esto no es ninguna mentira.

Jugaban el Bradford y el Sheffield United un partido que, si bien no decidía nada, se disputaba con fuerza. Rory McArdle y Stefan Scougall traían un pique singular, el cual terminó en el momento en que el defensor de los Bantams aplicó una llave digna de la WWE a su rival.

McArdle debía evitar a como diera lugar que su equipo sucumbiera ante los Blades, y lo hizo, pero con la complacencia del central, quien al estar a escasos tres metros de la aparatosa jugada, decidió no marcar un evidente penal que ya le dio la vuelta al mundo.

¿#NoEraPenal?

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