Pese a que la economía mexicana comenzó con todo este 2016, parece que las presiones comerciales la harán flaquear… nomás tantito, tampoco es para que se espanten. Los pronósticos del Banco de México, vislumbran que la inflación aumente a niveles cercanos al 3.0%, lo cual hará que dejemos atrás el mínimo histórico que se presentó el año pasado, el cual fue de 2.13%.
Esta información consta en el “Programa Monetario 2016” que la institución comandada por Agustín Carstens presentó el viernes pasado al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión. Entre las causas que justifican este incremento está la cotización de la moneda nacional, la cual ha provocado presiones que podrían “trasladarse a la dinámica de los precios de los bienes no comerciables y de los servicios”.
En términos que todos podemos entender, el BdeM señaló que el alza inflacional “reflejaría el desvanecimiento del efecto aritmético de los choques de oferta favorables que tuvieron lugar en 2015”… ahí luego nos lo explicará Andrea Legarreta.
Sin embargo, se aseguró que el impacto de la depreciación del tipo de cambio no generará un deterioro generalizado del “proceso de formación de precios en la economía nacional”.
¿Y qué si hay alza en la inflación? Bueno, no mucho. Nomás se prevé que hay una posibilidad de deterioro en los mercados financieros, lo cual generara más presiones en la cotización de nuestro magullado peso… y –contrario a lo que asegura la conductora de Hoy- el fenómeno se trasladaría a la dinámica de los precios de los bienes no comerciables y de los servicios.
Se espera que para 2017 la inflación se estabilice a 3.0%… pero en caso de que vaya a la baja, el BdeM vislumbra que los precios de insumos de uso generalizado continúen registrando reducciones, principalmente de los servicios de telecomunicaciones y de los energéticos. También se podría esperar que la cotización de la moneda nacional revierta parte de la depreciación que ha experimentado en las últimas semanas… ya que, como nos lo han explicado, actualmente enfrenta una sobrereacción, la cual lo ubica al dólar en niveles que no son “congruentes” con los fundamentos económicos del país.