Por Esteban Illades

La semana pasada el INE prometió que se sentaría a discutir cómo regular –una vez más– los famosos spots políticos, esos anuncios que siempre, siempre y a toda hora están en radio, internet y televisión.

Sin embargo, no se pusieron de acuerdo y se tardarán varias semanas más en volver a presentar el proyecto. Cabe resaltar que la propuesta sólo era para poner reglas en la participación de los presidentes de los partidos en los anuncios y nada más. En ningún momento se habló de todos esos espectaculares que vemos regados por el país.

¿Cuáles? Los que pretenden ser publicidad de otra cosa pero en realidad son campañas disfrazadas. Como el caso de Rafael Moreno Valle, que “escribió” un libro sobre su vida. Libro que en 232 páginas tiene 320 fotografías. (Ya se imaginarán lo profundo del contenido.) El texto, llamado “La fuerza del cambio”, es un animal extraño. La portada, de manera curiosa, tiene las letras en azul, la cara del exgobernador de Puebla y el título en naranja. A primera vista, parece un anuncio de campaña, no una biografía.

Y a segunda también. La publicidad del material ha sido abrumadora. En la Ciudad de México las grandes avenidas están tapizadas con la cara y eslogan, perdón, título, de la obra maestra del precandidato del PAN.

No sólo eso, la editorial, Miguel Ángel Porrúa, también es rara. Comparte apellido con Porrúa, una de las editoriales más conocidas del país, pero no tiene relación. La Porrúa original, de hecho, tuvo que publicar un comunicado en el que denunciaban que se usara su nombre y que la otra Porrúa sólo buscaba “estafar”.

Para quien tuviera duda de que el libro es pura promoción disfrazada, está la extraña decisión editorial de regalarlo en versión digital. Si uno quiere comprarlo en formato físico, puede desembolsar 250 pesotes. Pero si lo quiere leer en una pantalla, resulta que es gratis. Si grazna como pato, camina como pato, es un anuncio de campaña en plena violación de la ley.

Luego está Margarita Zavala, que también anda pegando propaganda morada por las ciudades. Sus anuncios le preguntan a quien los ve que si “está listo” para algo. Listo, por ejemplo, para una mejor policía y para mejores políticos o para que le vaya mejor. (Pregunta mal formulada, cabe resaltar: el problema no es que los mexicanos estén listos, el problema es que ningún político está cerca. Ni siquiera ella. Como si aparte se tratara sólo de esperar a que las cosas pasaran, no que se tuvieran que hacer.)

Zavala incluso ya se tuvo que disculpar porque sus anuncios tenían faltas de ortografía. Aun así, ninguna autoridad dijo nada. Admitió que anda tapizando las ciudades del país con anuncios de campaña y el INE se ha quedado calladito, calladito.

Y la lista sigue. Está Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, que desde hace meses comparte mensajes en canales oficiales de la secretaría con un logo propio y su nombre. Es decir, está utilizando recursos públicos para promocionarse.

Así se puso el debate en NayaritLos choros electorales apenas comienzan…..  Imagen: Shutterstock

O Jaime Rodríguez, “El Bronco”, quien tomó la ruta más andada por los políticos mexicanos, y similar a la de Moreno Valle con la Porrúa falsa, o la de Graco Ramírez, gobernador de Morelos.

¿Cuál? Una muy sencilla, cuya estrategia es la siguiente: una revista fantasma, de ésas que no se compran en ningún lado pero misteriosamente tienen tirajes de cientos de miles de ejemplares, “decide” entrevistar al político. La revista le dedica su número a los grandes logros, y, para garantizar que se sepan, contrata vallas, espectaculares y hasta publicidad en sitios de valet parking en restaurantes. Ya depende del sapo la pedrada: mientras más publicidad quiera el político, más caro sale el asunto.

Aunque “El Bronco” niega estar detrás de la publicidad que está recibiendo, las sospechas existen. Más porque la aparición en una de esas revistas es cotizable. Grupo Reforma, por ejemplo, consiguió sin mayor problema la tarifa para un anuncio similar al de “El Bronco”: 7.4 millones de pesos.

Y esto apenas comienza. Ayer inició la cuenta regresiva: faltan 364 días para la elección presidencial. Esto quiere decir que día con día veremos más publicidad disfrazada, o en el caso de Margarita Zavala, hasta más abierta. Los precandidatos seguirán violando la regla electoral de contratar publicidad y hacer campaña –pues sus abogados argumentarán que no están haciendo campaña, sino que están presentando libros, difundiendo logros, o en el caso de Zavala, supongo, sólo haciéndole preguntas abiertas a la población sin algún motivo particular– porque a la autoridad electoral le importa poco y nada cómo se viola la ley.

Estamos a 364 días de las elecciones presidenciales del 2018 y como es costumbre, todos los aspirantes comienzan a burlas las reglas sin que el INE haga nada. / Shutterstock

Tan es así que Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE y famoso por haberse burlado de un ciudadano indígena en una llamada espiada, declaró hace poco que el instituto “está listo” para la elección de 2018. No conforme con eso, agregó que la elección del Estado de México mostraba que el INE “va por buen camino”.

Entiéndase: la autoridad electoral piensa que las cosas van bien. Con anuncios por todos lados a todas horas. Con funcionarios que gastan dinero –no se sabe si el suyo o si el de los contribuyentes– para promocionarse desde ahora camino al 1 de julio.

Mientras tanto, los ciudadanos, cada vez más hartos, miran cómo lo peor está por venir: queda un año completo en el que internet, radio, tele, así como espectaculares, vallas y todo aquello que se pueda pintar, se llenarán de la cara de las personas que menos quieren ver, los políticos.

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Esteban Illades

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