En su afán de combatir la delincuencia en contra de usuarios del transporte público, la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX ha implementado… nada, al menos no en los puntos que desde tres años son denominados “focos de violencia creciente”, es decir, aquellos en los que se registran los robos con más desparramamiento de moronga.
Los que transiten por dichas vías ya han de saber cuáles son, pero para refrescarle la memoria a las autoridades habrá que citarlas: se trata de la Calzada Ignacio Zaragoza, que más tarde se convierte en la Autopista México-Puebla, la cual presentó 61 asaltos en 2015 y la Avenida Tláhuac que, aunque sólo tuvo sólo 17 incidentes en 2015, se lleva puntos extra ya que en ella sucedió un tiroteo entre un marino y un grupo de delincuentes que dejó un saldo de ocho heridos y un muerto, esto en julio pasado.
Ya que los grupos delictivos ya hasta dan calendario de fin de año a sus clientes y nomás las autoridades no hacen nada, son los propios usuarios quienes han buscado recursos para que no les bajen sus quincenas a punta de pistola. Como por ejemplo, alertas a través de grupos de Whatsapp.
“Ellos mismos dicen ‘aquí siempre pasa’ como si tú tuvieras que ponerte listo en vez de que ellos se pusieran listos”, acusa Alonso Martínez, pasajero que ya ha sido asaltado en el transporte público.
Así como muchos, el presidente de la Comisión de Seguridad en la Asamblea Legislativa, José Eduardo Miranda, usa la lógica y piensa que si las vías en las que se cometen más delitos ya han sido identificadas… pues entonces ahí es donde se deberían implementar más operativos para acabar (o de menos disminuir) la situación. Sin embargo, esto no sucede.
Como dato que deja más en evidencia la indiferencia de las autoridades, hay que señalar que en las dos vías señaladas como “foco de violencia”, es donde en este año se han registrado los asaltos más sanguinarios de este 2016: el ya mencionado ocurrido en Avenida Táhuac y, en el caso de la México-Puebla (a la altura de Iztapalapa), se presentó el asesinato de dos pasajeros quienes intentaron enfrentar a los ladrones.
Una hipótesis es que, entre los encargados de la CDMX y los estados conurbados, se echan la bolita: “desgraciadamente, estas rutas que colindan mucho con el Estado de México o Morelos son las más asediadas por los delincuentes”, señala José Eduardo Miranda.