Este fin de semana, el diario inglés The Guardian publicó un artículo en el que sitúa al municipio de Tenancingo, Tlaxcala como el corazón de del comercio de esclavas sexuales en México.
Existen seis “zonas rojas”, donde la explotación sexual es más concentrada. Según un estudio de la Universidad de Tlaxcala en 2010, uno de cada cinco niños de la entidad quiere ser un lenón (proxeneta) cuando crezca.
Tenancingo es la mayor fuente de esclavas sexuales en Estados Unidos, de hecho cinco de los 10 traficantes sexuales “más buscados” son originarios de ahí.
Se sospecha que algunas de las familias más poderosas de Tlaxcala colaboran con los cárteles más temidos de México. Las autoridades estadounidenses han procesado a varias familias poderosas de Tlaxcala, la más famosa es el clan Carreto, que entre 1991 y 2004 traficaban mujeres mexicanas para que ejercercieran prostitución en la ciudad de Nueva York.
El artículo muestra el caso de María Méndez una trabajadora doméstica, que a los 15 años conoció a Ricardo López, quien le prometió matrimonio y un hogar; posteriormente la envió a trabajar como prostituta en Tijuana, Guadalajara, Torreón, Aguascalientes. El caso de Méndez, es solo uno de miles de casos.
Por lo general, como en el caso de Méndez, las mujeres son convencidas de contraer matrimonio para luego embarazarlas y mandarlas a prostituirse a la Ciudad de México o a entidades estadunidenses como Texas o Nueva York; en su mayoría provienen de estados sureños como Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
Algunas logran escapar pero sin estatus legal en Estados Unidos, sin amigos y familiares que les ayuden, sin oportunidades de empleo y traumadas por lo que sufrieron, a veces regresan a la prostitución.
México ocupa el quinto lugar de América Latina en trata de personas y el número 28 a nivel mundial. Y aunque se estima que hay 20 mil casos de trata en México cada año, Tlaxcala no tiene refugio para las víctimas.
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