Como siempre que me dejan reseñar un libro (y a diferencia de mis compañeros a quienes sí avisan con tiempo), mi jefe me informó que tenía que hacerlo dos días antes. No sabía ni de qué iba a tratar. Entonces leí el título, me llamó la atención pero aún no me daban ganas de devorarlo como un loco, entonces vi el subtítulo: Una crónica de los ochenta. El Underground y la cultura gay. ¿La cultura underground de la Ciudad de México en los 80? Obviamente tuve que leerlo en una sola noche, no podía parar.
Guillerno Osorno nos platica muchas historias, platica sobre la vida de varios actores importantes y pilares fundamentales de la vida nocturna de una de las ciudades más grandes en todo el orbe. También nos habla de la vida nocturna de uno de los destinos turísticos más importantes de esa época (gente de todo el globo disfrutaba su estancia ahí): Acapulco.
Todo está atravesado por la historia de la pintura y las artes plásticas experimentales, la vida musical urbana, el renacimiento del teatro mexicano y el performance.
Mucho de lo que los jóvenes defeños damos por sentado en la ciudad y en nuestra cultura tiene un origen y aquí podemos entenderlo, aprenderlo y darle otro tipo de valor.
El libro se centra en lo que parecía ser la columna vertebral de la vida nocturna chilanga: El Nueve. Esta especie de Studio 54 de los 80 (ubicado en la Zona Rosa) fue uno de los ejes principales en los que se forjó la cultura mexicana alternativa. En ese lugar estuvieron fiesteando Carlos Monsivais, María Félix, Carmen Salinas, Mauricio Garcés, la famosa vedette Olga Breeskin, Severo Sarduy, Manuel Puig, Alaska, Charly García y hasta la estrella del Mundial del momento, la esplendorosa Chiquitibum.
El proyecto nocturno (y cultural) del dueño del Nueve, Henri Donnadieu, terminaría con la creación del Metal, lugar inmenso que sería inaugurado por La Maldita Vecindad.
Recordemos que después de la matanza del 68, el 71 y el Festival Rock y Ruedas de Avándaro, el gobierno odiaba a los jóvenes y las grandes aglomeraciones estaban prohibidas (lo cual ralentizó el florecimiento de los conciertos en el país). Pues bueno, Guillermo Osorno nos platica de una de las varias maneras en la que los jóvenes del momento podían salir a divertirse, ser ellos mismos y además cuenta la historia de una de las plataformas de varias de las bandas consagradas del rock mexicano, como Botellita de Jerez, La Maldita Vecindad o Café Tacuba.
Pero bueno, mi labor no terminó con leer el libro, también tuve la oportunidad de hablar con el autor.
Lo vi en una cafetería de una reconocida librería en la colonia Roma.
Guillermo Osorno:
Lo que quería hacer era trazar una genealogía de cómo es la ciudad de México hoy a partir de ciertos hitos culturales, de ciertos movimientos y de ciertas personas también.
Me pareció que en en la década de los 80 surgieron los movimientos y se encontraron muchas de las personas que hicieron la ciudad como es. En particular el Nueve, pues fue el primer bar gay en forma , existían otros sitios de reunión de los gays, pero el Nueve fue el primero en salir y dar la cara.Los 70 y los 80 son las décadas en que nació el activismo gay en la ciudad de México y este libro también quería contar la historia de eso, interconectar cómo era todo esto en un país más autoritario, en un país más cerrado, menos globalizado, y creo que la combinación es lo que hace Tengo que morir todas las noches.
@Filosofastrillo: Pero el libro habla del Underground y la cultura gay….yo diría que más bien es la cultura a secas ¿no? Es la gestación de la cultura contemporánea mexicana.
Guillermo Osorno:
Así es. Una de las lecciones de este libro es que esta manera de concebir la cultura en la ciudad de México triunfó. Ahora los conciertos son algo cotidiano, las manifestaciones de arte también, pero esta forma de hacer cultura, de distribuir, consumir cultura se gestó en esta época, en el underground.
@Filosofastrillo: Al leer las fiestas que se montaban en el Nueve uno se imagina una especie de Studio 54 o una fiesta del gran Gatsby, con todo el mundo ahí dentro celebrando sin ningún tipo de prejuicio…. ¿tú crees que la manera de ser de la vida nocturna chilanga en esa época es cualitativamente diferente a la actual?
Guillermo Osorno:
Bueno, primero me gustaría diferenciar al Nueve de Studio 54, ya que Studio 54 era un fenómeno muy clasista.
@Filosofastrillo: ¡Claro! Ahí se origina la figura del cadenero.
Guillermo Osorno:
Exacto, además de la exclusividad y demás prácticas discriminatorias. El Nueve, en su concepción, era mucho más diverso, querían sacar del guetto gay al gay e incluir a los demás en este espacio para que intercambiaran ideas y, bueno, todo lo que tuvieran que intercambiar.
Obviamente la estructura de los bares de la ciudad de México es distinta, pero es porque el Nueve estaba pensado para ser una especie de casa de la cultura, para el fundador del lugar la idea de vida nocturna y cultura no estaban disociadas.
Cuando el Nueve se rompe, la impresión que me da es que todo el mundo regresa a su gueto, y aunque hay más bares gays, como que ya no se volvió a dar esta combinación. También tiene que ver con que la sociedad cambió. Esta forma mas clandestina, en cierto sentido, más emocionante, ya no tiene sentido en el 2014.
@Filosofastrillo: Bueno eso lo podemos ver en esta especie de fragmentación de la vida nocturna en la ciudad, en lo que respecta a los homosexuales, están los lugares para los que son ricos, en donde se replican estas estructuras de exclusión (cadeneros, por ejemplo), y están los lugares metidos en Iztapalapa o ciudad Neza. En el centro podríamos poner a lugares como el marra, donde la cosa podría ser más campechana y donde van tanto homos como heteros ¿no?
Guillermo Osorno:
Una parte de la ciudad de México se estratificó por clases sociales. El Marra podría haber heredado un poco del Nueve por la mescolanza de sectores, y en el mismo libro expreso que este lugar sigue funcionando como un sitio de encuentro que da una solución a la pregunta ¿a dónde irán todos los hijos de migrantes que están llegando a la ciudad?
Lo que quiero decir no es que el pasado fue mejor, sino que fue distinto. En esa época era una chinga que te pudieran extorsionar o golpear los mismos policías por ser amanerado u homosexual. Los conciertos igual, antes era excitante llegar a uno, pero ahora está padre que exista la posibilidad de ir a conciertos masivos sin temor, siempre hay que recordar que estas cosas son una ganancia y tienen un origen.
@Filosofastrillo: Algo que me gustó mucho del libro fue la figura de Xóchitl, travesti que dominaba la escena homosexual y que estaba incluida en el sistema priista que funcionaba, pues, controlando a los líderes de cada sector de la sociedad. En el caso de los homosexuales, Xóchitl era esa líder que decía el dónde, el cuándo, el cómo. Dónde vestirse, cuándo ser amanerado, cómo hacerlo. Pero ahora hay grupos homosexuales como esa cosa llamada Gay Varonil, que parece que funcionan como una especie de Xóchitl interiorizada que les dice a los homosexuales cómo comportarse, pero al revés que Xóchitl, los gays varoniles (esa comunidad) le dicen a los homosexuales mexicanos: no seas afeminado, no te trasvistas, no te desvistas, no hagas tal o cual cosa (cual mamá y papá) y tratan de embonar en esas categorías sociales aceptables heterosexuales, a pesar de que estas existen, precisamente, para excluirlos del juego. ¿Qué opinas de este cambio? ¿No crees que es muy triste que los homosexuales se discriminen entre ellos?
Guillermo Osorno:
Bueno, la figura de Xóchitl era extrema, hacía muy evidente la diferencia. Era un hombre muy grande, muy gordo y se diferenciaba de todo. Sí, tenía esta capacidad de interlocución con las autoridades, y este carácter ordenador, porque además manejaba un discurso muy contradictorio de valores familiares.
Con respecto a lo otro (los gays varoniles) creo que tiene que ver más con una especie de mediocridad de cierto sector de los homosexuales…
En el 2014 podríamos estar en el umbral de una época post-gay. Estamos frente a dos fenómenos, los matrimonios entre personas del mismo sexo y la normalización del tratamiento de la gente con VIH. Probablemente estamos en el umbral de algo distinto, es cierto que la homofobia aún no termina, o que las encuestas muestran que mucha gente no viviría con personas homosexuales.
Pero en ciertos sectores se ha normalizado el tema de ser gay, y a lo mejor estamos en un umbral de vivir la identidad y la sexualidad de una manera distinta.
Ahora los homosexuales se pueden dar el lujo de disentir lo que tradicionalmente se considera gay. Escritores como Wenceslao Bruciaga hacen una crítica muy aguda sobre ciertos tics de la comunidad gay.
Las nuevas generaciones quieren ser vistos como chavos de su edad. Muchas veces no quieren ir ni a un bar gay.
@Filosofastrillo: Pues sí, el problema es que olvidan que estas cosas se consiguieron por una lucha. Fue el esfuerzo de mucha gente que estuvo antes que nosotros, y que gracias a ellos nosotros podemos vivir más como queremos. Es por eso que es importante recordar estas cosas, como tú lo haces en tu libro, que es una especie de micro-historia… además ni siquiera esta libertad se tiene garantizada en todo el territorio nacional.
Guillermo Osorno:
Sí, además nos la pueden voltear en cualquier momento.
@Filosofastrillo: 10 autores mexicanos vivos que recomiendes.
Guillermo Osorno:
- Yuri Herrera
- Julián Herbert
- Álvaro Enrigue
- Valeria Luiselli
- Emiliano Monge
- Fabrizio Mejía
- Sergio González Rodríguez
- Alma Guillermoprieto
- Luis Felipe Fabre
- Juan Pablo Villalobos
@Filosofastrillo: ¿Algo que les quisieras decir a nuestros lectores?
Guillermo Osorno:
Pues, que, si bien, en las redes sociales y las páginas como esta, hay información muy valiosa, también hay narrativas que ocupan varios años, y varias páginas y te permiten forjar una cierta perspectiva mayor sobre el mundo que tienes a tu alrededor.
Y bueno, esta es solo una prueba de todo lo que encontrarán en este libro sopicuates. Así que vayan a conseguirlo.
@Filosofastrillo
Nota: Ya fueron corregidas las erratas, gracias y perdón, es que estoy chavo y se me hizo fácil 🙁