De acuerdo con las perspectivas económicas globales del Banco Mundial, se espera que para este 2023 el Producto Interno Bruto (PIB) global sufra una desaceleración por el debilitamiento de las economías avanzadas, empezando por Estados Unidos. Esto provocará un efecto dominó para las economías emergentes y los países en desarrollo, incluyendo a América Latina.
Es decir, recesión.
Y suena bastante aterrador pero ¿qué es una recesión económica y en qué nos afecta?
La recesión
Antes de comenzar es importante explicar que la economía funciona en ciclos que a veces tienen subidas y a veces bajadas, como una ola. Cuando la ola va hacia arriba se habla de una expansión económica y cuando baja, de una contracción.
Ahora, si esta contracción económica sucede por dos trimestres seguidos, entonces se afirma que una economía ha entrado en recesión. El indicador que generalmente se toma como referencia para medir estas olas es el Producto Interno Bruto (PIB).
De acuerdo con la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER) por sus siglas en inglés, una recesión es una disminución en la actividad económica generalizada y que dura varios meses.
Es decir, además de la disminución del PIB también baja el ingreso de las personas, las ventas al menudeo, la producción industrial, el empleo, las inversiones, etc.
Como todo es un ciclo, es normal que una economía sufra una recesión debido a los ciclos que anteriormente mencionamos. Sin embargo, hay algunos otros factores que podrían provocarlos y que no siempre pueden contrarrestarse.
Por ejemplo, cuando las empresas aumentan su producción para satisfacer el consumo y la demanda llega a su nivel máximo empezando a disminuir, entonces habrá una acumulación de productos. Entonces se viene un efecto dominó: las empresas producen menos, reducen los puestos de trabajo, se reduce el poder adquisitivo de la sociedad y el consumo baja más.
Otro escenario: cuando hay guerras o pandemias, se produce incertidumbre económica, es decir, no se pueden predecir los hábitos de consumo en corto, mediano y largo plazo.
Entonces las empresas, sin querer caminar a ciegas, posponen las inversiones. De igual forma las personas reducen el gasto o lo posponen. Esto produce una caída en la actividad económica.
Y otro asunto es la especulación. A veces los precios de algo aumentan de manera indiscriminada por la especulación, moda o creencia de los mercados.
Entonces quienes invierten compran los bienes atraídos como abejas por el aumento en las cotizaciones pensando que podrán obtener un beneficio en el futuro.
La cosa es que conforme comienzan a vender, en algún momento la oferta supera a la demanda y los precios caen ante la falta de compradores.
Entre más tiempo un país permanezca en recesión, más difícil será salir de los efectos que provoca y hay riesgo de pasar a la siguiente fase: una depresión económica.
¿Cuál es el panorama para este 2023?
Las Perspectivas Globales Económicas del Banco Mundial revelan que para este 2023 se espera que el crecimiento mundial se desacelere de manera bruscamente a 1.7%. Esto es 1.3 puntos porcentuales por debajo de lo que se esperaba en junio.
Según esto, la expectativa es que el crecimiento económico en Estados Unidos se desacelere hasta en 0.5% para este año, cuando en el 2022 estaba en un crecimiento de 1.9%.
En el 2022 había un crecimiento de 3.3% y se espera que para este año haya un crecimiento mínimo para la Eurozona. Solo para que nos demos una idea: en México no alcanzamos ni el 1% de crecimiento.
Por acá compartimos esta bella tabla que hizo El Financiero sobre las expectativas del PIB Mundial que ha publicado el Banco Mundial.
Entonces… ¿cómo nos afectaría una recesión?
Una recesión afecta a todos los factores productivos como las empresas, los trabajadores, los consumidores y los clientes de los bienes y servicios.
Lo que ocurre, como lo mencionamos anteriormente, es que baja el nivel de producción. Cuando esto pasa, las empresas demandan menos fuerza de trabajo o trabajadores.
Si los puestos de trabajo se reducen los ingresos para las personas disminuyen. En un principio el consumo podría no disminuir mientras los ahorros aguanten, pero con el tiempo podría disminuir y el ciclo se retroalimenta.
