La década de los 30 está marcada por la crisis estadounidense. A veces, en los peores tiempos el mejor arte florece, la crisis es materia de crítica y creación y Chaplin lo sabía muy bien.
Lo más peculiar de Tiempos Modernos es que las risas que nos provoca se sienten un tanto incómodas porque, bueno, nos reímos de nosotros mismos, nos reímos del daño que nos hemos hecho, tal vez la última señal de que por fin enloquecimos.
Chaplin quería hacer una crítica a las prácticas de las industrias y en general del capitalismo durante la gran depresión. La cinta ya inicia con una escena que no deja duda ninguna de las intenciones del autor: el rebaño se dispone a seguir su rutina diaria, y con esta escena se inicia la tragicomedia de la vida en los tiempos modernos, así iniciamos la tragicomedia de todos los días.
Chaplin logra arrancarnos carcajadas siempre con sus coreografías espectaculares. En Tiempos Modernos, vemos al icónico personaje que el actor y director creó, el que siempre se encuentra fuera de todo, el pordiosero, el marginal. En este caso, Chaplin personifica a un hombre que consigue trabajo en una fábrica y se enfrenta a la automatización, a la producción en serie.
Crítica hecha comedia a un nivel incisivo. Cada uno de los detalles de la vida en la producción capitalista está bien ilustrado en la película de Chaplin, la imposibilidad del descanso, la producción frenética, la división de la planta laboral (el ejecutivo y el obrero), el sentimiento de alienación, de confusión, y desde luego, la máquina que consume al hombre, que lo desgasta. El hombre consumiendo al hombre.
La película además, como casi todas las de Chaplin, tiene una historia de amor, esta vez, entre el protagonista y una huérfana, con quien padecerá a lo largo de la película la pobreza y un sistema que lo encarcelará más de tres veces.
El protagonista sueña con ofrecerle una buena vida a la mujer que quiere, “algún día tendremos una casa, incluso si tengo que trabajar por ello“, le dice mientras sueña con un futuro antes de que un policía pase por ahí y tengan que huir.
Tiempos Modernos, desafortunadamente, no envejece, sus críticas aún pueden aplicarse al sistema en el que vivimos pues incluso a pesar de la crítica de piezas tan bien realizadas como esta, seguimos viviendo bajo una dinámica de trabajo frenética en donde la producción es más importante que el hombre.
Esta película es tan actual que no pudimos evitar escribir un post sobre cómo Chaplin predijo nuestra vida en la oficina.
Como saben, Cinépolis y la Cineteca Nacional, presentan el ciclo “Chaplin por siempre“ para celebrar los cien años de las obras del cineasta y afortunadamente, este martes 26 de agosto, Tiempos Modernos, se proyectará en Cinépolis. De verdad no hay mejor experiencia que ver una peli de Chaplin en pantalla grande, como debe de ser.
Aquí pueden revisar los horarios y complejos en que se presentará la película.