Para no sentirnos tan mal después de unas muy clásicas elecciones mexicanas, en Estados Unidos se dieron unas declaraciones que hacen ver a Humberto Moreira y Javier Duarte como unos finos estadistas… bueno, la verdad no es para tanto. La elocuencia, finura y el humanismo de tan distinguidos expriistas es incomparable. Pero ahí les van.

El primero en la discordia fue el exdirector del FBI, James Comey quien –él sí, muy rifado– reveló ante el senado estadounidense las gandallas formas en las que el presidente Donald Trump intentó persuadirlo para dejar por la paz las investigaciones relacionadas con el caso Estados Unidos-Rusia.

Como sabrán, Comey no se dejó achicar y pagó caro el precio: fue gandallamente despedido por la administración del republicano. Evidentemente, parece que todo apunta a que le dieron las gracias por andarle rascando a una investigación que revelaría que Rusia sí metió su cucharota en las elecciones presidenciales de Estados Unidos: “Tiene alguna duda de que Rusia intentó influir en las elecciones”, preguntaron a Comey. “No”, respondió el exdirector del FBI.

 

Aunque Comey no acusó a Trump de obstruir la justicia (esa chamba se la dejará al fiscal especial, Robert Mueller), sí dejo ver que por ahí iban las intenciones del mandatario: las palabras exactas de Trump en uno de sus encuentros fueron “espero que puedas acabar la investigación sobre (Michael) Flynn”. Recordemos que Flynn fue asesor de Seguridad Nacional y tuvo que renunciar tras revelarse sus acercamientos con el Kremlin.

En fin, tras los señalamientos de Comey, la Casa Blanca no pudo más que responder de una forma contundente e incuestionable… cosa que no hizo. En lugar de eso, salió la portavoz adjunta, Sarah Huackabee Sander, a asegurar que Donald Trump “no es un mentiroso”. Y ya. ¿Cómo dudar de la palabra de esta señora?

 

Para innecesariamente reforzar tan irrefutable argumento, salió el muy mentado presidente de los Estados Unidos. Claro, no acostumbrado a la elocuencia en público, recurrió a la brevedad y protección del Twitter, en donde –cual si tratara de pelito de cuadra– dio a entender que Comey es un pin%&e chivatón. Pero así le ha de ir.

De acuerdo con especialistas, los señalamientos del exdirector del FBI podrían terminar en un esperado impeachment, es decir, un proceso que lleve a la renuncia de Trump. Hagan changuitos. Nada más acuérdense que no todo será tan bueno: en su lugar quedaría Mike Pence.

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