Por un margen apretadísimo, los senadores del Partido Republicano se anotaron una victoria y consiguieron los votos necesarios para iniciar, de nueva cuenta, el debate sobre el futuro de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, conocida popularmente como Obamacare. Una de las postales que dejó la sesión en el Senado fue que el legislador republicano John McCain viajó desde Arizona a Washington DC para emitir su voto, a pesar de que recientemente fue diagnosticado con cáncer cerebral. Su voto fue en contra de la ley de salud vigente. La cosa estuvo tan pareja –cincuenta votos contra cincuenta votos— que Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, tuvo que salir a romper el empate toda vez que las republicanas Susan Collins y Lisa Murkowski votasen en contra de la moción para reabrir el debate.

Aunque todavía no se sabe si los republicanos tendrán la fuerza suficiente para echar atrás el Obamacare, el gesto de este martes 25 de julio se entiende como un triunfo del presidente Donald Trump, quien en las últimas semanas emplazó a los miembros de su partido a cerrar filas en torno a la reforma sanitaria. El mandatario declaró un día antes de la votación que esta era “la última oportunidad para hacer lo correcto y derogar y reemplazar” la ley impulsada por su antecesor después de años y años de prometérselo a su electorado. Una vez que se definió que el texto estará en la agenda, los senadores podrán realizar las enmiendas y reescribir toda la ley para reemplazar la reforma de salud del expresidente Obama.

Foto: Eric Thayer/Getty Images

Durante la votación de este martes, varios manifestantes se opusieron a los esfuerzos republicanos para matar la ley de salud aprobada en el Congreso durante la administración del expresidente Barack Obama.

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