El día de hoy se cumplen cuatro meses de la detención injustificada de Paola Geraldine Cervantes Cedeño, acusada de un homicidio que no cometió, en contra de una persona que no conocía, porque a la policía le bastó como prueba un foto de Facebook que ni siquiera es suya.

A Paola le dictaron auto de formal prisión porque el juez “no podía determinar que ella no era la persona a la que buscan”, explica su esposo, Francisco Álvarez en un video. Así de sencillo. Así de frustrante.

Paola se encuentra procesada por el delito de homicidio en contra de Carlos Suarez Fragoso, ocurrido en 2011. Carlos fue invitado por una mujer a un bar días antes de que fuera encontrado muerto. Los testigos afirman que esa mujer era “rubia, de cabello lacio y largo, alta, de muy buen cuerpo y exuberante”. Los investigadores revisaron el teléfono de Carlos y rastrearon al dueño de último número que marcó: un hombre llamado Rogelio Morales, mesero de un bar en avenida Acoxpa. La policía dio con la página de Facebook del hombre y en ella encontraron la fotografía de una mujer parecida a la de la descripción, cuyo nombre de usuario era Suleyka Biaurruiti.

El mesero, que fue detenido, afirmó en sus declaraciones que la mujer trabajaba para una banda de ladrones de autos interesada en el de Carlos. La chica sólo fue un señuelo para llegar hasta él. Los integrantes de la banda eran amigos de un supuesto “señor Raúl”, el dueño del bar.

Cuando la policía buscó al supuesto “señor Raúl” en un domicilio en Tepito, no pudo encontrarlo. En su lugar, un grupo de testigos, hasta ahora no identificados, afirmaron, según afirma el acta, que el hombre tenía una relación con una mujer “muy guapa, de buen cuerpo y güera, la cual responde al nombre de Paola Geraldine Cervantes Cedeño, quien al parecer tiene su domicilio en la calle Floricultura número 240, colonia 20 de noviembre, delegación Venustiano Carranza”.

No cabe duda de que la indeterminación de los supuestos testigos, el hecho de que respondiesen con precisión el nombre de la propia Paola y que dieran su dirección exacta resulta sospechoso. Pero lo que realmente convierte a este en un caso absurdo es que la propia Paola estaba embarazada cuando los hechos tuvieron lugar, que mide apenas 1.60m de estatura, que su cabello es castaño oscuro y rizado: en una palabra, que ni por nombre ni por descripción guarda parecido alguno con la persona a la que buscaban. Para colmo, el juez ofrece como argumento para su encierro el que no pueda determinarse que ella no es la mujer a la que buscan.

Este caso es claramente una muestra de que las autoridades están dispuestas a dar carpetazo a un caso aun cuando ello implique incriminar a un inocente.

Firma aquí la petición en Change.org para exigir la aclaración del caso de Paola y, por supuesto, su liberación. Al hacerlo, enviarás un correo directo a los tomadores de decisión en este caso: Miguel Ángel Mancera y el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edgar Elías Azar. Tu participación es importante. En el pasado, estas peticiones han dado resultados. Juntos, podremos lograrlo de nuevo.

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