Cecilio Pineda Birto fue el primer periodista asesinado en el marzo negro de 2017. El reportero fue ejecutado en Ciudad Altamirano, Guerrero, el pasado 2 de marzo. Un par de sujetos, a bordo de una motoneta dispararon contra el director del diario local La Voz de la Tierra y colaborador del periódico El Universal. Cecilio se encontraba descansando en una hamaca en un autolavado mientras el personal del establecimiento limpiaba su camioneta. Dos jóvenes llegaron, abrieron fuego en su contra y huyeron. El comunicador guerrerense había denunciado durante meses las amenazas que grupos del crimen organizado habían hecho en su contra. No pasó nada. El reportero había denunciado a través de sus redes sociales los presuntos vínculos entre Héctor Astudillo, gobernador de Guerrero, y “Los Tequileros”, organización delictiva liderada por Raybel Jacobo de Almonte.
Pineda afirmaba que el gobierno de Astudillo conocía el lugar donde la célula criminal se escondía, pero que no actuaba porque “había compromisos muy fuertes” entre las autoridades del estado y el narcotráfico. El periodista expuso que la policía preventiva brindaba protección a “Los Tequileros” y que, incluso, sus efectivos escoltaban a las esposas de los capos cuando iban de shopping. “Ustedes han visto y llama la atención por qué no quiere intervenir el gobierno de Astudillo a pesar de que tienen los elementos de la ubicación del grupo criminal de Los Tequileros. Pareciera que hay compromisos muy fuertes. Esperemos en qué acaba este asunto y a ver si no acaba en más muertes porque las autoridades no quieren actuar como debe ser”, dijo Pineda Birto en su última transmisión de Facebook, apenas algunas horas antes de ser ultimado.
De acuerdo con Roberto Campa, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, “se hizo todo el esfuerzo posible” para sacar a Cecilio Pineda del lugar, pero “la realidad es que él no quiso dejar Ciudad Altamirano”. Según Campa, en tres ocasiones le insistieron al periodista que dejara el lugar debido a la situación de riesgo en la que estaba involucrado. Ya hasta habían conseguido una casa en la Ciudad de México para que el periodista se resguardara, aseguró el subsecretario. “Pero no fue posible convencerlo”.