Este año, los precios del arroz en Tailandia han presentado mínimos que no se veían desde hace más de 10 años, en parte por la superproducción mundial y en parte por la saturación de las exportaciones en la región. Quizá suena a nimiedad, pero el problema está en que, históricamente, los agricultores han sido considerados la espina dorsal de esa economía: 16 millones de tailandeses (cerca del 25% de la población) dependen de este mercado tan particular.
Con los precios actuales, los agricultores no pueden vender el arroz que cosechan. De venderlo —y como, de hecho, tienen que hacerlo— no podrían ni siquiera cubrir los costos de producirlo.
Frente a esta crisis, son varios los programas y políticas públicas que el gobierno tailandés ha tratado de implementar desde principios del año pasado y, por fin, parece que algunos comienzan a tomar más forma.
Con el precio del arroz tan bajo, las familias de estos agricultores no pueden costear la educación de sus hijos (por supuesto, entre muchos otros gastos que deben afrontar). Y es en ese sentido que la Rangsit University aceptará el pago de la colegiatura con arroz, cotizándolo a un precio mayor que al que se llega en el mercado.
Ya son 19 personas las que se han inscrito a este programa de ayuda, al que quizá valdría muchísimo la pena voltear a ver.
Fotos: Getty Images