Realizar una película biográfica es un arma de doble filo, puede ser un éxito rotundo (el caso de muchos actores que han sido galardonados por interpretar una cinta de este tipo. No hay que irnos lejos, pues en los próximos premios Oscar hay varias nominaciones por aspectos de este tipo: Eddie Redmayne y Felicity Jones por La Teoría del Todo, Steve Carell por Foxcatcher, Benedict Cumberbatch por The Imitation Game, etc.

Tal vez por esto, Angelina Jolie decidió realizar una película de este aspecto para su segundo filme como directora. El primero fue In the land of blood and honey, en 2011, donde narra la historia de amor contextualizada en la Guerra de Bosnia. La verdad es que en cuestión de crítica no le fue también, en IMDb tuvo una calificación de 4.3/10.

El caso de “Unbroken” es diferente, pues es una historia que lleva buscando realizarse desde la década de los 50 y que hasta ahorita vio la luz, gracias a la valentía de Jolie.

Se narra la historia de Louis Zamperini, una de las estrellas del atletismo estadounidense y una historia de vida de supervivencia durante la Segunda Guerra Mundial. Tal vez piensen “¿otra película de la Segunda Guerra Mundial y de alguien que hace todo para sobrevivir? Bah, que flojera”, sin embargo lo rescatable de esta película es la actuación de Jack O’Connel, la transformación física  es obvia, el deterioro que sufre su cuerpo está presente toda la cinta,  pero la carga psicológica que le infunde al personaje, es increíble.

Vayamos por pasos: Zamperini se mudo de Italia a Estados Unidos con su familia, después de ser un niño medio rebelde, conoció el altetismo que lo llevó a participar en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 (antes del inicio de la guerra, en este momento pudo conocer a Hitler y podemos recordar estas olimpiadas en las que Jesse Owens ganó el oro).

Después comenzó la guerra y con la entrada de Estados Unidos en el bando de Los Aliados, muchos debieron embarcarse en el combate. Al estrellarse su avión, sobrevive en una balsa durante 47 días en el océano hasta que son rescatados por un barco japonés, desde dónde es enviado como prisionero a Japón para ser explotado en un campo de trabajos forzosos.

Toda la vida del atleta está descrita en el libro “Invencible: Una historia de supervivencia, valor y resistencia durante la Segunda Guerra Mundial” de la escritora Laura Hillebnrand, convirtiéndose en un bestseller. En este libro está basada la cinta. La escritora entrevistó más de 75 veces a Zampereini antes de estrenar el libro.

Lo que sufrió Louis en los campos japoneses no tiene comparación, por supuesto que fue una verdadera tortura física y moral, y el actor Jack O’Connell logra proyectarlo en una excelente actuación.

Sin embargo, algo que no termina de acomodarse en la película son las decisiones de cámara de Jolie. Si estamos en una película de guerra, con una carga emocional muy fuerte, en ocasiones se pierde ese tinte por la elección de cámara y se vuelven escenas dramáticas y melosas que no quedan con la trama de la cinta en su totalidad. Lo mismo pasa con estos flashbacks, que si bien son hasta cierto punto necesarios para comprender el pasado deportivo de Zamperini, rompen los momentos de acción para sumergirnos en una melancolía que no va.

Por suerte la música de Alexandre Desplat (The Imitation Game, The Grand Hotel Budapest, Phuilomena, El Discurso del Rey)  y la fotografía de Roger Deakins (Skyfall, No Country for Old Men, El asesinato de Jesse James por el cobarde Rober Ford), logran salvar la cinta. Recoredemos que la edición de sonido, mezcla de sonido y fotografía están nominadas al premio Óscar.

Lo que buscó Jolie, fue homenajear a Zamperini con esta cinta, mostrar su carcater fuerte y que nunca se rindió; así como una denuncia hacia los derechos humanos violados durante la guerra, el horror vivido en esos años, etc.

Por desgracia la película no termina de acomodarse del todo y pierde esa intención. Así como la importancia de otros personajes puestos en segundo plano, como Mutsuhiro Watabane, quién se encargó de hacerle la vida imposible al estadounidense mientras estuvo en uno de los campos dirigidos con él. Lo retratan como un “villano” que llega a rayar en lo burdo y no te provoca ningún sentimiento de aberración (como debería ser cuando se trata de un dictador).

¿Nuestro veredicto? Vale la pena verla para conocer la vida del atleta, que se convirtió en un icono de supervivencia y de perdón, ya que en alguna ocasión viajo a Japón para reunirse con sus captores y perdonarlos. Volvió a correr en las olimpiadas de invierno de 1998 en Japón, cargando la antorcha de forma simbólica. Murió el 2 de julio del 2014.

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