Suena a un capítulo de “Cuando los animales atacan”, pero no, bueno en parte sí. Es de esas historias que cuando oímos solo nos queda decir… WTF?!?!
Resulta que un agricultor de nombre Mohamed Salmo Miya, originario de Nepal, país que se encuentra en Asia, estaba cultivando en su pueblo, ya saben muy tranquilo y metido en su chamba, cuando de repente se topó con una cobra blanca que con base en su instinto lo mordió.
Con esto que leyeron seguramente pensaron que la mordida de la cobra afectó a Mohamed, que incluso lo llevó al hospital, pues qué creen… sí fue a una clínica para recuperarse, pero sucedió algo más. La mordida de la serpiente hizo que se enojara de tal manera que en vez de agarrar un palo, o piedras, la tomo con sus manos y… ¡la mató a mordidas! Sí, así como leen. ¡A mordidas!
Estaba muy enfadado después de que la serpiente me mordiera. Seguí a la serpiente, la agarré y la mordí hasta que murió. Podría haberla matado con un palo, pero estaba loco de rabia y quería vengarme. La maté con mis dientes.
Por si querían saber, en Nepal se registran 20 mil casos al año de mordeduras de serpientes, pero ¿cuántos cuantas serpientes muertas por mordedura de hombre?
La ley del talión dice que “ojo por ojo, diente por diente”, bueno, Mohamed Salmo Miya se lo tomó apecho y chin… mató a una cobra blanca a mordidas.