Después de la ola de tiroteos que ha azotado a la población de Estados Unidos. Después de toda la polémica que ha levantado la incesante venta de armas y justo después de que los padres decidan “blindar” a sus niños con ropa especial, los ciudadanos estadounidenses no aprenden y siguen comprando armas al por mayor.
Los vendedores de armas de todo Estados Unidos han registrado un incremento del 58.6% en la venta de armas respecto al mismo periodo del 2011. Algunos de los dueños de las armas consideran que de tener mil rifles de asalto, se venderían todos en cuestión de semanas.
De acuerdo a una investigación conducida por el New York Times, las armas más populares entre los entusiastas son las de asalto, objetivo principal de la prohibición gubernamental que se ha estado buscando desde la tragedia de la primaria Newtown en Connecticut.
Por otro lado, los miembros y dirigentes de la Asociación Nacional del Rifle continúan manifestando su repudio a tal prohibición mientras blanden su único argumento, la Segunda Enmienda estadounidense. El vicepresidente Joe Biden y la asociación han mantenido pláticas intensas para discutir el problema; sin embargo, no se ha llegado a acuerdo alguno.
Mientras tanto, el debate entre toda la sociedad civil, mercantil y judicial de Estados Unidos sigue muy vivo y disparejo. Sólo queda esperar a el martes próximo para la resolución final del presidente Barack Obama respecto al tema.
Después de toda la violencia que el libre flujo de armas desencadena, resulta casi risible ver que la sociedad estadounidense sigue con su enfermizo amor a estos instrumentos de muerte, ¡están viendo y no ven!