Todo transcurría en completa normalidad en la vida de Connor Minto, un niño de 11 años, que gustaba de acompañar a sus compañeritos de escuela a jugar futbol en Chester-le-Street, en el condado de Durham, hasta que una bala le cambió la vida.

Durante un partido del Hermitage Academy, Connor se encontraba en las gradas del campo, cuando de pronto sintió algo raro en la frente, comenzó a rascarse creyendo que había sido una piedra y se dio cuenta que la molestia era gracias a un balín incrustado en su sien.

Al ver su mano llena de sangre, comenzó a gritar y a correr hasta donde se encontraban sus padres, quienes de inmediato lo llevaron al hospital de Newcastle, lugar donde fue atendido de inmediato para la extracción de un balín calibre 22 que no llegó profundo.

El niño se dijo muy asustado, puesto que sus amigos comenzaron a decirle que tenía una bala en la cabeza, por lo que él creyó que moriría. De acuerdo a declaraciones de la madre eso sucedió, y alentó a las autoridades a poner más atención con la portación de armas:

Su amigo le dijo que tenía una bala en la cabeza y creyó que iba a morir. Sigue preocupado y asustado, cree que podrían atacarle de nuevo. Mucha gente no es consciente de lo peligrosas que pueden llegar a ser las armas de aire comprimido.

La policía de Durham ha detenido a tres menores de 14 años que podrían estar relacionados con los hechos, luego de realizar algunas investigaciones en los alrededores del colegio inglés.

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