En “Argo” se narra lo sucedido durante una misión secreta en 1979, cuando un agente de la CIA lleva a cabo la producción falsa de una película para rescatar a seis ciudadanos estadounidenses que se encuentran escondidos en Teherán y son buscados por los rebeldes de dicho lugar.
Tanto en la cinta ganadora del Oscar como en la vida real, todo salió bien para los involucrados que se encontraban en riesgo y para el individuo que lo ideó todo. Y si las cosas acabaron de manera adecuada para aquellos estadounidenses que se hicieron pasar por un equipo de producción que realizaba una película de Hollywood, ¿por qué no iba a suceder lo mismo con cinco personas de Gran Bretaña que intentaban igualar la hazaña?
Los protagonistas de este nuevo intento a la “Argo”, se hicieron pasar por los productores de un filme que supuestamente se haría en Gran Bretaña con actores reconocidos y un presupuesto de 19 millones de libras (28,831,562 dólares). En realidad, todo era un fraude para estafar al gobierno por la cantidad de 2,8 millones de libras (4,2 millones de dólares), de los cuales 1,5 eran en impuestos por bienes y servicios, mientras que los 1,3 restantes entraban por un programa de estímulo fiscal que permite a los cineastas recuperar cierto porcentaje de sus gastos en impuestos.
Luego de una oportuna investigación, las autoridades fiscales de Gran Bretaña se dieron cuenta del engaño de parte de los supuestos cineastas, quienes rápidamente hicieron una película improvisada, “A Landscape of Lies”, con actores a los que engañaron para librarse del problema, pero sin obtener buenos resultados.
Al final, los estafadores fueron arrestados y enviados a prisión, en donde su líder deberá cumplir una sentencia de seis años y medio, mientras que sus otros cuatro integrantes recibieron una condena de cuatro años.