Ya se había tardado en salir los políticos que, aprovechándose de las desgracias naturales que aquejan al país desde la semana pasada, sacan provecho. Pues ya saben: ahí les va una ayudadita, pero acuérdense de mí y de mi partido en las urnas. El primer aprovechado fue el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, quien no dejó pasar la oportunidad de entregar despensas etiquetadas con un logo que ­todas luces remite a su bondadoso nombre y a los colores del PAN: “YÚnete”, indicaban las bolsas con la pequeña ayuda para los damnificados por el huracán “Katia” y el sismo de 8.2 grados registrado el jueves pasado.

El descarado oportunismo del hombre que también se adjudica el hecho de que Javier Duarte esté en el tambo, de inmediato fue criticado en las redes sociales: “Antes era AyuDuarte, ahora es YÚnete… son lo mismo”, señaló uno de tantos usuarios de Facebook que pasaron a mentársela digitalmente al mandatario jarocho.

Y, como era de esperarse, cuando Yunes vio que no se llevó el aplauso del público por su fingido buen corazón, de inmediato salió a desmentir que esa ayuda haya sido idea suya: “He sido la persona más institucional y más responsable en los temas que tienen que ver con ayuda en ciudadanos en caso de desastre, no soy un farsante, jamás me van a ver con despensa en las manos y descalzo haciendo este tipo de shows que no contribuyen en resolver”, señaló el gober en conferencia de prensa.

De acuerdo con La Jornada, la repartición de las bolsitas que en su interior llevaban botellitas de agua, galletas saladas y latas de frijoles, fue obra de Rafael Jesús Abreu Ponce, un empresario cercano a Yunes Linares que actualmente dirige la Comisión de Agua de Veracruz, a quien el gobernador le pidió una disculpa pública: “Hay quien me dice que por qué no entrego despensas, y no lo hago por respeto a los ciudadanos. Éstas se entregan sin condicionamiento político, y así vamos a seguir”.

Otro que igual se llevó la rechifla fue el gobernador de Chiapas, Manuel del asco, digo Velasco, quien junto con su esposa Anahí se tomó postales dignas de un “¡chale con estos güeyes!” en el más leve de los casos. O nomás miren cómo la primera dama chiapaneca trata de acordarse de sus épocas de actriz y ahí pujando intenta que le salgan las lágrimas mientras abraza a su esposo que, con su cara de güey, mira a uno de los damnificados mientras éste le cuenta el daño provocado por el sismo.

El asunto no quedó ahí… y el mensaje con el que informó que propondrá al Congreso de Chiapas que los familiares que perdieron a algún ser querido por el terremoto reciban una pensión vitalicia, fue acompañado de una innecesaria imagen que más que compasión, refleja que el gober anda urgido de un poquito de aceptación.

“Carroñeros” les dicen en redes.

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