Para muchos, el 5 de octubre probablemente sea un día más en el calendario. Sin embargo, si ustedes son fans del cine, sabrán que en esta fecha pero en 1961, se estrenó una de las películas más importantes en la historia de Hollywood, ni más ni menos que Breakfast at Tiffany’s. Tuvieron que pasar tres años para que la novela homónima que Truman Capote escribió en 1958 llegara a la pantalla grande y quizá sin saberlo, se convirtió en una de las mejores cintas de todos los tiempos.
En esta cinta conocemos a Holly –interpretada de manera espectacular por la gran Audrey Hepburn–, una chica neoyorquina aspirante a actriz que aparentemente lleva una vida fácil y alegre. Sin embargo, todo cambia para ella cuando conoce a Paul, un escritor que la hará ver que no todo en esta vida son los lujos y la comodidad. Desde su llegada a la pantalla grande, esta cinta tuvo un gran recibimiento e incluso estuvo nominada a los Oscar en algunas categorías importantes –como mejor actriz– y se llevó dos estatuillas por su música.
Sin embargo, más allá de la influencia que tuvo en la industria cinematográfica, el impacto cultural de Breakfast at Tiffany’s en las siguientes generaciones fue tan grande que hasta la fecha seguimos hablando de ella y todavía nos sorprendemos con la historia, la estética visual y la representación de Nueva York en aquellos años. Es por eso que para recordar esta gran película, acá les contaremos algunos datos curiosos que quizá no conocían sobre este clásico de Hollywood.
También puedes leer: ¡Wow! Rooney Mara protagonizará una biopic de Audrey Hepburn para Apple
1. Audrey Hepburn no fue la primera opción para protagonizar la película
Es difícil imaginar a otra actriz, además de Audrey Hepburn, dando vida a Holly Golightly en la gran pantalla. Pero aunque ustedes no lo crean, no fue la primera opción del autor de Breakfast at Tiffany’s. Para que se den una idea, Truman Capote quería que Marilyn Monroe fuera la protagonista de la película… sí, así como lo leyeron.
Sin embargo, Paramount eligió a Hepburn y esto no le encantó a Capote. Aunque Audrey tampoco estaba convencida de tomar el papel. Incluso cuentan que después de aceptarlo, se puso nerviosa al comenzar el rodaje de la película, pues ella era una persona sumamente introvertida y el personaje era completamente distinto. Lo bueno fue que superó sus nervios y al final, nos regaló una de las mejores actuaciones de su carrera.
2. Steve McQueen fue considerado para el papel de Paul
Esto probablemente no lo lo sepan, pero Steve McQueen fue otro de los grandes nombres de Hollywood que estaba considerado para aparecer en Breakfast at Tiffany’s. El director Blake Edwards quería que esta leyenda interpretara a Paul Varjak, pero aún estaba bajo contrato y en control de la televisión, pues en aquella época estaba trabajando con CBS en Wanted: Dead or Alive y no permitían que el prometedor actor tuviera tiempo libre para otros proyectos. Ni modo, hubiera sido épico verlo en esta película, ¿no creen?
3. La película no se filmó completamente en Nueva York…
Breakfast at Tiffany’s es una película neoyorquina por excelencia, pero sólo se rodó durante ocho días en la Gran Manzana. Después, Audrey Hepburn y otros miembros del elenco se tuvieron que trasladar a Los Ángeles, California, donde se filmó la mayor parte de la cinta.
Entre los lugares de Nueva York que sí aparecen en la película están: Central Park, la Biblioteca Pública y la tienda original de Tiffany & Co. De hecho, esta fue la primera vez que ese legendario local dejó que se grabara una producción cinematográfica.
4. Hepburn era gran amiga del diseñador del icónico vestido negro
Sin duda, una de las imágenes más icónicas de Breakfast at Tifanny’s es esa escena inicial donde vemos a Audrey Hepburn usando el legendario vestido negro. El creador de esta maravilla fue ni más ni menos Hubert de Givenchy (el fundador de la firma de moda que lleva su apellido), quien peinó a la actriz durante años y cuya colaboración con la celebridad de Hollywood inició por una curiosa casualidad.
En 1953, Hepburn necesitaba un vestuario con un toque parisino para su personaje en la película Sabrina. Pensó en ponerse en contacto con el diseñador de moda Cristóbal Balenciaga –sí, ese Balenciaga–, pero eligió a Givenchy. Hubert, preocupado por las exigencias de su próxima colección, aceptó la reunión porque pensó que la famosa Katharine Hepburn quería su ayuda (Audrey y Katherine no tienen nada qué ver) Afortunadamente, decidió ayudar a una Hepburn que en ese entonces era desconocida. Ese fue el comienzo de una larga relación que pasaría a la historia de la moda y del cine.
5. La producción de ‘Breakfast at Tiffany’s se enfrentó a varias normas estrictas
Para 1961, año en que se filmó y estrenó Breakfast at Tifanny’s, en Hollywood seguía vigente algo llamado Código de Producción Cinematográfica. Este implicaba varias normas estrictas en materia de sexo y moralidad, por lo que una película sobre una mujer cuya supervivencia dependía de sus encantos y que sus parejas le pagaran todo era una propuesta algo arriesgada.
Para contrarrestar esto, el guionista George Axelrod incluyó algunos elementos para suavizar la situación, como el hecho de que Holly llevara un brassiere y una falda delgada, que existían solamente para más tarde sacarlos del guión y aminorar el golpe de las escenas más sugerentes que seguramente serían censuradas. Paramount también hizo todo lo posible para que el público olvidara que la protagonista era una escort (como en el libro de Truman Capote) y al final lo consiguieron.
6. Mickey Rooney jamás se disculpó por su actuación racista
Quizá algo que fue bastante incómodo y controversial de Breakfast at Tiffany’s fue la actuación de Mickey Rooney, quien interpretó al señor Yunioshi, el vecino japonés de Holly. Por supuesto que este actor no tenía rasgos orientales y era más blanco que nada. Pero lo polémico fue que a la hora de dar vida a este personaje, Rooney se tapó los párpados con cinta adhesiva, se puso dientes de gato y usó un acento exagerado, lo cual dio como resultado una representación sumamente racista.
Algunos se arrepintieron de esta situación, como el director de la película Blake Edwards, quien dijo que desearía no haberlo hecho nunca y hubiera dado cualquier cosa por cambiar las cosas. Sin embargo, Mickey creyó que no había nada malo en su actuación y jamás se disculpó por la forma en que representó a la comunidad asiática. Aunque eso sí, declaró que de saber que muchos se ofendería, quizá no hubiera tomado el papel.
7. “Moon River” estuvo a punto de no aparecer en ‘Breakfast at Tiffany’s
Inicialmente no estaba considerado que Henry Mancini compusiera una canción para Breakfast at Tiffany’s, pero convenció a los productores para que escucharan lo que se convirtió en “Moon River”. Les encantó su trabajo, pero no estaban seguros de que Audrey Hepburn cantara la canción, a pesar de que el compositor insistió en que había trabajado con la actriz en mente, incluso adaptó la melodía a su rango vocal.
Después de todo, la actriz cantó la rola en la película, pero una vez terminada la producción, un ejecutivo de Paramount quiso que cortaran esa parte en específico. Algunos dicen que Hepburn respondió: “¡Por encima de mi cadáver!”, pero lo que sí tenemos claro es que “Moon River” siguió en la cinta y acabó ganando el Oscar a la mejor canción junto al premio a mejor música. Además, en 2004 fue seleccionada por el American Film Institute como la cuarta canción más memorable en la historia de Hollywood. Qué bueno que no la quitaron.